MUJERES EN LA CIENCIA

Nobel de Química: “La ciencia es muy divertida para dejarla sólo a los hombres”

Los premios Nobel cuentan desde este lunes con dos nuevas mujeres en su olimpo de laureados, después de que la canadiense Donna Strickland y la estadunidense Frances Arnold recibieran el galardón de física y química respectivamente.

NOBEL MUJERES

La canadiense Donna Strickland y la estadounidense Frances Arnold recibieron los premios en Física Y Química respectivamente.

Arnold es una apasionada de la química respetuosa con el medioambiente y considera que la ciencia es «demasiado divertida» y «gratificante» para dejarla solo en manos de los hombres.

Este lunes se convirtió en la quinta mujer en recibir el Nobel de Química y lo hizo por crear la evolución dirigida de enzimas, que permite la fabricación de sustancias químicas más inocuas para el medioambiente.

La química ha sido «causa de degradación del medioambiente», pero a la vez la gente la quiere. «Todo lo que hay en esta habitación, lo que vistes e incluso, desafortunadamente, parte de lo que comes es producto de la química», dijo Arnold a la agencia Efe.

Ella dijo que si queremos ir hacia un futuro en el que «los beneficios no causen ese coste medioambiental, tenemos que ser mucho más listos» a la hora de hacer química.

La premiada estadounidense con su trabajo contribuye a producir biocombustibles, medicamentos o detergentes más limpios y asegura que una de las cuestiones es decidir si «extraemos petróleo para hacer productos químicos o usamos fuentes renovables como la dioxinas de carbono o la energía del Sol».

Arnold creó una técnica llamada «evolución dirigida», con la que, usando las normas de la evolución natural, comprime los tiempos dentro de un tubo de ensayo para crear nuevas enzimas que permiten la fabricación de químicos más limpios.

Empezó en la ingeniería mecánica, pasó a la energía solar, a la ingeniería médica y con 29 años llegó a la bioquímica y al Instituto de Tecnología de California (Caltech), donde sigue ejerciendo.

«Estaba acostumbrada a trabajar con hombres, me gusta», dijo y contó que en 1985, cuando terminó el posdoctorado y con el auge del movimiento feminista, «parecía que el mundo estaba despertando» y todas las universidades buscaban profesoras de ingeniería, así que tuvo «toneladas de oportunidades maravillosas» y las aprovechó.

Arnold no puede «imaginarse haciendo otra cosa» que no sea ciencia y asegura que es una carrera «tan gratificante que vale la pena trabajar duro en ella».

Por eso pide a las nuevas generaciones de mujeres interesadas en la ciencia que «no la dejéis solo para los hombres, es demasiado divertida para dejarla solo para los hombres».

La canadiense Strickland por su parte es la tercera nobel de la historia en Física.

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