El Femicidio en Chile

"Ni Una Menos", reza un cartel en una manifestación contra el femicidio en Chile. Foto: Flickr/Javier Rosh
«Ni Una Menos», reza un cartel en una manifestación contra el femicidio en Chile. Foto: Flickr/Javier Rosh

El femicidio en Chile fue tipificado en el mes de diciembre del año 2010, con la Ley N° 20.480 que modifica el artículo 390 del Código Penal; en este se establece que: “El que, conociendo las relaciones que los ligan, mate a su padre, madre o hijo, a cualquier otro de sus ascendientes o descendientes o a quien es o ha sido su cónyuge o su conviviente, será castigado, como parricida, con la pena de presidio mayor en su grado máximo a presidio perpetuo calificado. Si la víctima del delito descrito en el inciso precedente es o ha sido la cónyuge o la conviviente de su autor, el delito tendrá el nombre de femicidio”.

Las penas para quienes cometen femicidio en Chile van desde los quince años hasta la cadena perpetua, sin embargo, esta tipificación ha sido fuertemente criticada tanto por investigadoras y académicas feministas, como también por los movimientos organizados de mujeres, al considerar que, el delito al circunscribirse exclusivamente al ámbito privado y conyugal, contribuye a permisar, invisibilizar y naturalizar la impunidad en los múltiples casos de femicidios perpetrados fuera del ámbito doméstico; así como, aquellos cometidos por hombres familiares, conocidos o extraños con quien la víctima no mantenía una relación marital o de convivencia.

De acuerdo a ello, el Ministerio del Interior en articulación con el Servicio Nacional de Menores, el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género, y Carabineros de Chile incorporan en sus estadísticas sistematizadas en los Informes Circuito Intersectorial de Femicidios, un concepto operativo de femicidio más amplio que el tipo penal, entendido como: “asesinatos de mujeres por sus actuales o ex parejas. Es decir, cónyuges, ex cónyuges, convivientes, ex convivientes, pololos y ex pololos, u otra relación de intimidad sexual”.

Este informe se presenta como uno de los materiales de sistematización estadística de femicidios más completos de América Latina y El Caribe, al incluir el número total de víctimas, la ubicación geográfica de los femicidios, el grupo etario de las mujeres asesinadas, el vínculo entre la víctima y el femicida, el lugar de ocurrencia, el arma o medio empleado para la comisión del crimen, la existencia de medida cautelar vigente, el número de casos en los que el agresor cometió suicidio, y finalmente el número total de víctimas indirectas menores de edad.

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La información recabada de forma coordinada por los distintos organismos de competencia en la materia, permite evidenciar que Chile es uno de los países con menores índices de femicidio en la región, pudiendo contabilizarse un total de 282 femicidios entre los años 2010 y 2016, lo cual se traduce en un promedio de 47 femicidios al año y 4 en un mes. Además, el informe también permite comprobar que estos crímenes son más comunes en las áreas urbanas del país pues, del total de crímenes mortales cometidos contra las mujeres por sus parejas o ex parejas, el 37,5% ocurrieron en la Región Metropolitana.

En lo que refiere el grupo etario de las víctimas de femicidio el 2% era menor de 18 años, 27,6% se encontraba en el rango de 18 a 29 años, el 30,5% oscilaba entre los 30 y 39 años, el 23% tenía edades entre 40 y 49 años, y el 16,4% de las victimas tenía más de 50 años. Además, el 76,5% de las mujeres asesinadas entre los años 2010 y 2016 fueron victimizadas por su pareja, 21,5% por su ex pareja, y 1,8% por un hombre con el cual mantenía otro tipo de relación sexual o sentimental. Así mismo, también es importante visibilizar que 14,4% de las victimas ya habían denunciado a su agresor y contaban con una medida cautelar vigente.

Por su parte, el 59% de los femicidios fueron cometidos en el domicilio que la víctima compartía con el agresor, 13,7% en la vivienda de la víctima, 2% en la residencia del victimario, 7,7% de los crímenes fueron perpetrados en otro domicilio, 16% en la vía pública o previos diversos, y se desconoce el lugar de ocurrencia en 1% de los femicidios. Para la consumación de estos crímenes los agresores emplearon arma blanca en el 49% de los casos, arma de fuego en el 19,3% de los femicidios, en 5% de los casos las mujeres fueron asesinadas a golpes, en 4,4% se emplearon objetos contundentes, en el 15,6% de los delitos se usó otro tipo de arma o instrumento, y se desconoce el arma o modalidad empleada en 5,6% de los femicidios. Además, tras la comisión del crimen el 27% de los agresores se suicidaron.

Finalmente, estos femicidios cometidos en Chile entre los años 2010 y 2016 no solo dejaron 282 víctimas fatales, sino que también dejaron en condición de dependencia y vulnerabilidad a 404 menores de edad convertidos en victimas indirectas de la violencia machista.

 

 

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