YOGA TRAS LAS REJAS

Mujeres llevan yoga a privados de libertad y les cambian la vida

El proyecto "Yoga Behind Bars" está cambiando la vida de cientos de personas privadas de libertad, pues les brinda la posibilidad de encontrar equilibrio interior y un espacio para meditar en un mundo tan duro como el de la cárcel.

Captura de pantalla. Vídeo cortesía de NowThis
Captura de pantalla. Vídeo cortesía de NowThis

Un grupo de instructores de yoga viajan hasta cuatro o cinco horas, desde el centro de la ciudad de Washington, al oeste de Estados Unidos, hasta el Clallam Bay Correction Center, una prisión federal en la que hay reclusos en distintos niveles de seguridad, desde los más bajos que gozan de algo de confianza, hasta aquellos que están en máxima seguridad y solo ven la luz una hora al día. Ese viaje vale la pena: llevan sanación interna.

Rosa Vissers es la directora del programa Yoga Behind Bars (Yoga Tras las Rejas), un proyecto que lleva clases de yoga y meditación hasta el interior de las cárceles, con la intención de cambiar para bien la vida de los que han cometido errores en la sociedad y deben pagar por ellos con reclusión. «Somos un grupo de super mujeres que llevamos yoga a dieciséis cárceles, prisiones y centro de detención», explica esta joven que cree en las segundas oportunidades para estas personas.

Si bien el componente espiritual y energético es primordial en el yoga, también tratan de ayudar -con conocimiento de causa- a quienes tienen problemas físicos como lesiones o golpes que, con algunos ejercicios bien dirigidos durante las clases, pueden aliviarse poco a poco.

El yoga como terapia

«El yoga es bienvenido porque es relajante, y te ayuda a interactuar con otros», dice David, uno de los reclusos que asiste a las clases. Él está en la cárcel por varios años debido a un delito cometido (que no reveló) pero asegura que este tipo de ejercicios le hacen más llevaderos sus días.

Las profesoras les enseñan posiciones especiales para realizar en sus apretados cuartos, con apenas menos de un metro entre las camas y la pared. Movimientos en el suelo, o de pie, se pueden hacer en sus pequeñas celdas para que se mantengan en práctica toda la semana y no pierdan la flexibilidad. De esta forma, las chicas de Yoga Behind Bars pueden aumentar cada vez más los niveles de dificultad de los ejercicios.

Ellas también preparan a algunos de los privados de libertad para que puedan impartir clases a otros internados en la prisión. De esta forma, el trabajo se replica una y otra vez y el alcance del proyecto es aún mayor.

 

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