«Solo el sí quiere decir sí», Suecia busca ampliar el delito de violación
Suecia prepara una ley contra las violaciones que traslada la carga de la prueba de la víctima al abusador y hace hincapié en la necesidad del consentimiento a la hora de mantener relaciones sexuales.
Suecia prepara una reforma para redefinir qué es una violación y una ley que traslada la carga de la prueba de la víctima al abusador.
El primer ministro socialista, Stefan Löfven, busca aprobar en 2018 una ley por la cual los actos sexual que no hayan tenido un “consentimiento explícito” por parte de la mujer, podrán ser considerados como violación.
Hasta el momento no se ha especificado todavía cómo tendrá que ser ese reconocimiento, pero se establece que ante una denuncia de violación se invertiría la carga de la prueba: ya no sería la víctima quien tendría que demostrar que fue abusada con violencia o amenazas, sino que el presunto violador debería mostrar que tenía consentimiento.
La esperanza del Gobierno es que esta futura ley envíe un mensaje claro a la sociedad de que cualquier contacto o actividad sexual no consensual es ilegal y, por lo tanto, susceptible de enjuiciamiento.
La ley actual sueca define la violación como el sexo forzado a través de violencia o amenazas o aprovechando la situación de vulnerabilidad de la víctima, y la reforma, que podría estar aprobada para el verano, hará ilegal el sexo que no cuente con consentimiento activo.
«El sexo tiene que ser voluntario. Si no es voluntario, entonces es ilegal”.
En conferencia de prensa Löfven manifestó que “debería ser obvio: el sexo tiene que ser voluntario. Si no es voluntario, entonces es ilegal”.
“Si no estás seguro, entonces ¡asegúrate!”, dijo.
En la práctica la nueva ley significaría que si una pareja apunta a concretar un encuentro sexual, debería, por seguridad, frenar momentáneamente el intercambio amoroso para constatar expresamente el consentimiento mutuo. Bastará un acuerdo verbal, así que, por ahora, no sería necesario grabar el «sí» con un celular o firmar algún documento.
Para los impulsores de la normativa el «no es no» ya no es suficiente, y se inclinarán por el «sólo el sí quiere decir sí».
El Gobierno sueco también está planificando una serie de leyes relacionadas, que incluyen mejores servicios de apoyo a las víctimas, legislación contra la explotación sexual y trata de personas, ilegalizar las compras sexuales en el extranjero y condenas más altas para los delincuentes.
La propuesta de reforma llega en medio del revuelo por el final de un juicio en el que se acusaba a cinco personas de violación colectiva.
Los involucrados admitieron haber tenido sexo con la supuesta víctima en un edificio de un suburbio de Estocolmo, pero alegaron que fue consentido. En la ropa de la mujer se encontraron restos de esperma de tres de los acusados y de otros hombres no identificados, pero, según el tribunal, no se pudo determinar «cuándo o dónde tuvieron lugar los actos sexuales y si hubo coacción».
También llega como respuesta al movimiento #MeToo que se ha disparado en el mundo entero a partir de la ola de denuncias contra el productor de cine Harvey Weinstein.
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