Cada dos horas una mujer es violada colectivamente en Brasil según el Ministerio de Salud

El Ministerio de Salud de Brasil publicó la semana pasada los números del crimen tipificado como “violación colectiva” arrojando cifras imapctantes: cada dos horas y media una mujer sufre una violación colectiva en algún lugar del país. Diez víctimas al día.

Según los datos del organismo un total de 3.536 mujeres fueron violadas por más de dos hombres en 2016. Unas cifras cifras que duplican a las de 2011 cuando por primera vez se empezaron a distinguir las violaciones individuales de las colectivas.

Los expertos alertan que los números podrían ser mucho mayores, primero porque el 30% de los municipios brasileños no le ofrecen datos al Sistema de Notificación de Agravios de los centros de salud (Sinan), y segundo porque buena parte de las víctimas no se atreve a denunciar.

Según el Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (Ipea) apenas el 10% del total de las violaciones son notificadas. Si al año se registran 50.000 casos en comisarías y hospitales, el Ipea calcula que la cifra real de víctimas podría alcanzar las 450.000 mujeres. “La violencia sexual es un crimen invisible en este país, los datos que ha ofrecido el Ministerio de Salud son apenas la punta del iceberg”, expresó a Público Daniel Cerqueira, investigador del Ipea.

«Fiesta del machismo»

Cerqueira valoró el papel de los medios en los últimos años para que cada vez más mujeres se atrevan a denunciar y explicó «el revuelo que ha generado en la prensa muchos de estos casos ha mostrado a las víctimas que la opinión pública está de su parte, porque muchas veces sus propias familias las culpan”. En conversación con Público el investigador definió a la violación colectiva como “la fiesta del machismo” en la que “el interés no es tanto el acto sexual sino la ostentación de tener el control del cuerpo de la mujer”.

A su vez así como resaltó el papel de los medios, alertó que en los mensajes en las redes sociales cada vez que se da a conocer uno de los casos de violación colectiva no se encuentra solo apoyo a las víctimas, sino que también las culpabilizan.

“Era muy fiestera”, “le gustaba salir con narcotraficantes”, “se vestía como una puta”, son algunas de las frases que se leen para justificar el crimen.

Según la antropóloga Débora Diniz el hecho de culpabilizar a la víctima tiene que ver con “la cultura de la violación” que hay en Brasil. “Ya la propia violación colectiva demuestra cómo es un hecho cultural que se comparte en grupo, y después en las redes sociales”, expresó Diniz.

De los últimos 51 casos publicados en la prensa al menos 14 tenían vídeos del crimen que se habían colgado en las redes. Para Diniz eso evidencia “una necesidad que tienen los agresores de filmar la violencia en la que esos vídeos se entienden como un souvenir de la conquista, un fetiche macabro”.

Por su parte la psicóloga Daniela Pedroso señaló que el trauma emocional que genera la violación colectiva es “mucho más grave” que en el de otro tipo de crímenes: “El sentimiento de vergüenza y humillación es mucho mayor, y por eso son los casos menos notificados. A veces solo lo cuentan a la familia, o lo denuncian en el hospital cuando se enteran de que están embarazadas, lo que empeora todavía más el trauma”.