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ONU manifiesta preocupación por el aumento de violencia sexual en zonas de conflicto

La ONU advirtió que la violencia sexual es cada vez más utilizada como "táctica terrorista" en zonas de conflicto. El representante especial de la ONU para la Violencia Sexual en los Conflictos urgió a prestarle mayor atención a la asistencia de las mujeres y niñas víctimas del flagelo y sobrevivientes al mismo destacando que el "estigma mata" a muchas supervivientes de la violencia sexual, ya sea a través "crímenes de honor, suicidios, condiciones médicas no tratadas, abortos inseguros, pobreza extrema o exclusión social".

vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohamed .
vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohamed .

«La violencia sexual es un crimen que puede convertir a las víctimas en marginados sociales. Puede fracturar familias y corroer las estructuras que unen a las comunidades. El miedo y el estigma cultural impiden a la gran mayoría de supervivientes denunciar», señaló Adama Dieng, el representante especial en funciones de Naciones Unidas para la Violencia Sexual en los Conflictos.

Dieng hizo esas declaraciones en el inicio de un debate en el Consejo de Seguridad organizado por Uruguay, que este mes ocupa la presidencia de este órgano.

El responsable de la ONU advirtió que con más frecuencia se conoce el uso de mujeres y niñas esclavizadas sexualmente como atacantes suicidas, escudos humanos o pago a combatientes enrolados en grupos extremistas.

A su vez insistió con que el «estigma mata» a muchos supervivientes de la violencia sexual, ya sea a través «crímenes de honor, suicidios, condiciones médicas no tratadas, abortos inseguros, pobreza extrema o exclusión social». Y destacó que «muchas mujeres, niñas, hombres y niños sobreviven la dura experiencia de la violación, pero no sus repercusiones sociales».

Dieng presentó ante el Consejo de Seguridad el más reciente reporte del secretario general de la ONU acerca de la violencia sexual en conflictos, informe centrado en el empleo de ese tipo de atropello como una táctica de guerra y de terrorismo.

«Detrás de cada caso existe una historia, una cara y un nombre», lamentó en la sesión, durante la cual representantes de decenas de países condenaron el fenómeno y llamaron a prevenirlo y enfrentarlo.

Justicia

Por su parte la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohamed subrayó la urgencia de traspasar ese «estigma» de las víctimas a los responsables.

Mohamed hizo referencia, por ejemplo, a la reciente liberación de decenas de jóvenes secuestradas en Nigeria por el grupo terrorista Boko Haram y dijo que no es suficiente con traer de vuelta a las chicas a casa, sino que hay que garantizar que lo hagan con respeto y apoyo.

A su vez resaltó el hecho de que finalmente el silencio que generalmente ha cubierto los crímenes de violencia sexual en los conflictos esté siendo resquebrajando y sean considerados como una auténtica amenaza a la seguridad y a la paz que exige una respuesta de justicia.

«Hay ahora más visibilidad, más voluntad política y un mayor impulso. Está cambiando el entendimiento global de esta lacra. La violencia sexual en conflicto ya no se considera solo una cuestión de mujeres o un mal menor», expresó.

También señaló que una serie de resoluciones del Consejo de Seguridad constituyen un marco legislativo robusto que aportan nuevas herramientas para avanzar en una mayor rendición de cuentas a nivel nacional e internacional en la que queda claro que hay consecuencias para cualquiera que cometa este crimen. Pero advirtió «todas nuestras palabras, las leyes y resoluciones no significarán nada si violaciones permanecen en la impunidad en la práctica, y si fallamos en nuestro sagrado deber de cuidar a los sobrevivientes».

En su intervención, el viceministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, José Luis Cancela, que presidió el debate, también insistió en la importancia de «restaurar la dignidad de las víctimas» y de que haya «más esfuerzos» para enjuiciar a los responsables, tanto en el plano nacional como internacional.

En ese sentido señaló que la Corte Penal Internacional (CPI) tiene un «papel esencial» para juzgar este tipo de delitos, reconocidos como crímenes de guerra y lesa humanidad y, en ocasiones, de genocidio. Y consideró que es deber del Consejo de Seguridad asegurar que los crímenes de violencia sexual se remitan a la CPI y seguir los casos.

Todas las voces que intervinieron en el debate hicieron hincapié en que la violencia sexual está siendo utilizada en distintos lugares del mundo como un «arma de guerra» y un «acto de terrorismo», y la mayoría de ellas lamentaron la impunidad que existe ante este tipo de crímenes, por lo que demandaron un mayor compromiso político para garantizar la aplicación de la ley.

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