La primera mujer en correr la maratón de Boston, regresó a la carrera 50 años después

Kathrine Switzer, se convirtió en un icono por la lucha contra la desigualdad de género en el deporte tras convertirse en la primera mujer en correr la maratón de Boston de manera oficial, aunque intentó ser retirada por el organizador del evento. A 50 años de la histórica carrera, Switzer regresó a Boston donde fue homenajeada.

La primera mujer en correr la maratón de Boston, regresó a la carrera 50 años después.
La primera mujer en correr la maratón de Boston, regresó a la carrera 50 años después.

Una estudiante de periodismo de 20 años hizo historia en 1967 al convertirse en la primera mujer en correr oficialmente el Maratón de Boston.

Se trata de Kathrine Switzer, quien 50 años después regresó a la línea de partida de la famosa carrera llevando el mismo número que en 1967.

Switzer se convirtió en un modelo a seguir gracias a una foto que inmortalizó el momento en que Jock Semple, el entonces director del Maratón, intentaba quitarle el número de su inscripción a la misma, justamente por su condición de mujer. Switzer aprovechó la oportunidad y lanzó su carrera como defensora de la igualdad para las mujeres en los deportes.

Hoy tiene 70 años y 39 maratones corridas, y volvió a la Maratón de Boston por primera vez desde 1976 para volver a recorrer los famosos 42 kilometros en lo que fue su primer maratón desde 2011.

Según los datos de la web oficial de la maratón de Boston, este año se inscribieron 13.698 mujeres, más de un 45% de los participantes totales.
En sus relatos la corredora contó que nunca intentó cruzar los límites al entrar a la carrera hace 50 años, ya que otra mujer, Roberta Bingay Gibb, había completado el maratón el año anterior, aunque sin inscribirse oficialmente como hizo ella.

Switzer dijo en entrevista con la WBZ-TV que a partir de ese momento todo cambio, «dije, esto va a cambiar mi vida, podría cambiar los deportes femeninos y cambiar el mundo».

«Me siento muy agradecida a ese hombre enfadado porque cambió no solo mi vida, sino la de millones de mujeres. La gente me dice: ‘Es terrible’. Y siempre contesto: ‘A su pesar, él hizo más por las mujeres atletas que nadie porque creó una imagen que se ha convertido en un icono de los derechos de las mujeres'», expresó a El País hace unos años.

A diferencia de Gibb, Switzer logró anotarse en el maratón con sus iniciales, K.V. Switzer, y según explicó no había reglas escritas oficiales que dijeran que sólo los hombres podrían entrar en la carrera, ni había un lugar en el formulario de inscripción para seleccionar el género, simplemente las mujeres raramente participaban de deportes y competencias.

En su relato también contó que incluso su entrenador en Syracuse, donde entrenó con el equipo masculino de cross country, le dijo que la distancia era demasiado larga para las «mujeres frágiles».

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«Ninguna dama ha corrido el Maratón de Boston», le dijo el entrenador Arnie Briggs, según las memorias de Switzer, Marathon Woman (Mujer Maratón), pero le prometió que si alcanzaba la distancia en la práctica la anotaría en la carrera.

Finalmente Switzer completó los 42 kilómetros en sus pruebas, Briggs insistió en que se inscribiera oficialmente.

Su número, el 261 se convertió en el símbolo de la valentía frente a la adversidad para las mujeres corredoras desde entonces. Y ahora, tras su regreso el Maratón de Boston retirará el número 261 en su honor.

Switzer dijo que no intentó esconder que era mujer en ningún momento, que se puso labial, aretes y unos shorts color rojo, aunque terminó usando pantalones anchos sobre su atuendo «femenino» pues hacía frío.

En sus memorias también cuenta que uno de los concursantes le dijo que se quitara el labial para que los organizadores no la vieran, pero que ella se negó y comenzó la carrera. Poco después vio a un hombre con sombrero y abrigo en la mitad de la vía sacudiendo la cabeza y señalándola.

«Instintivamente giré mi cabeza hacia los lados y me encontré con la mirada más malvada que haya visto. Un hombre, un hombre enorme, mostraba los dientes, y antes de que pudiera reaccionar tomó mi hombro y me sacudió hacia atrás, gritando: ‘Sal de mi carrera ahora y dame esos números», relató la corredora.

Después de escapar de esta escena caminó durante unos minutos antes de que su ira se convirtiera en energía. Terminó la carrera en 4 horas y 20 minutos, pero luego sería descalificada y expulsada de la Unión Atlética de Amateurs.

El apoyo que recibió luego por haber continuado y finalizado la carrera eclipsó el escándalo, y se volvió una celebridad y un símbolo de la lucha contra la desigualdad de género en el deporte.

Consultada sobre por qué no abandonó la carrera de 1967 explicó: «porque yo sabía que si lo hacía nadie creería que las mujeres podrían correr distancias y merecer estar en el Maratón de Boston, simplemente pensarían que yo era un payaso, y que las mujeres estaban invadiendo eventos donde no tenían habilidad. Yo iba en serio y no podía dejar que el miedo me detuviera», aseguró.

Switzer usó su influencia para hacer campaña para que las mujeres entraran en el Maratón de Boston en 1972. También ceó el Circuito Internacional de Avon de carreras femeninas en 27 países, preparando el camino para el primer maratón olímpico femenino en 1984, y se convirtió en autora y comentarista de televisión para los campeonatos olímpicos, mundiales y nacionales antes de regresar a los maratones a los 64 años.

Switzer creó 261 Fearless, un club sin fines de lucro para mujeres. Varias de sus miembros participaron junto a ella de la carrera homenaje a los 50 años de su primera participación también portando el número 261.

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