RECLAMO

‘Tetazo’ en Argentina: “La única teta que molesta es la que no se puede comprar”

Este martes hubo manifestación en varias ciudades de argentina contra la cosificación del cuerpo de la mujer y la desigualdad de género. El reclamo nació en repudio a la censura a tres mujeres que hacían topless en Necochea.

'Tetazo' en Argentina: “La única teta que molesta es la que no se puede comprar”. Foto: David Fernández/ EFE
‘Tetazo’ en Argentina: “La única teta que molesta es la que no se puede comprar”. Foto: David Fernández/ EFE

Finalmente este martes 7 de febrero se realizó en Argentina el “tetazo”, un evento de protesta en repudio al accionar policial y a la condena que una buena parte de la sociedad desplegó alrededor de tres mujeres que a fines de enero hicieron topless en una playa de Necochea.

El evento se llevó a cabo en diferentes en ciudades del país vecino como Córdoba, Rosario, Mar del Plata y la ciudad de Buenos Aires.

La causa de las mujeres en topless fue atendida por Mario Juliano, Juez del Tribunal en lo Criminal 1 de Necochea. La denuncia realizada por otros turistas que compartían la playa con las tres mujeres se realizó por “actos obscenos” que alteran la “decencia pública”. Ese día al lugar se hicieron presente decenas de policias y varios patrulleros, sí por un par de pechos al aire, los oficiales y algunos turistas tuvieron un intercambio de palabras con las mujeres acusadas, quienes finalmente se fueron.

Finalmente el juez Juliano consideró que no hubo delito, archivó la causa e instó a los agentes policiales a revisar su accionar, al mismo tiempo que reclamó a la Legislatura “la necesaria reforma del Código de Faltas en general, y particularmente su artículo 70, que es el que reprime a los actos obscenos”.

El magistrado explicó a Cosecha Roja que “el Código de Faltas, vigente desde marzo de 1973, es una verdadera rémora autoritaria y los bonaerenses nos merecemos contar con una herramienta legal adecuada a una sociedad moderna, que contribuya a la convivencia y el uso igualitario de los espacios públicos”.

El «tetazo»

Ante la repercusión que tuvo el hecho, que quedó registrado en un video, diferentes organizaciones feministas, de derechos humanos y del movimiento de mujeres lanzaron la convocatoria al “tetazo” para manifestar su indignación por lo sucedido.

Las principales consignas a la convocatoria hablaban sobre la igualdad de género denunciando la opresión que sufre el cuerpo femenino en la sociedad, siendo visto como un objeto sexual, pero censurando solo la expresión libre de las mujeres pero no por ejemplo los pechos femeninos que la televisión abierta decide mostrar como un objeto, como un objeto sexual para el placer de los hombres: “La única teta que molesta es la que no se puede comprar” o “soberanía sobre nuestros cuerpos” eran algunas de las consignas y las frases más leídas en los carteles de las asistentes.

Foto: David Fernández/ EFE
Foto: David Fernández/ EFE

La concentración en el Obelisco de Buenos Aires se llenó de mujeres que asistieron libres de ropa, con frases o pinturas sobre su cuerpo en repudio a la sociedad machista, a la cosificación de la mujer y la desigualdad de género en general. Según reportó la prensa local muchos hombres también se hicieron presentes, algunos portando corpiños o simulando tener pechos femeninos para evidenciar las diferencias frente a un género u otro, pero muchos otros se acercaron solo para observar a la mujeres «semidesnudas», decir obscenidades o sacar fotografías para intimidar, y no informar.

“Somos cientos de mujeres de todos los colores que nos encontramos en el Obelisco, muchas con las tetas al aire otras con carteles, pancartas, mostrando cuáles son las tetas que el mercado sí compra y vende y cuáles son las tetas que no gustan, que son las que no se venden. Hay mujeres de todas las edades, hay un grupo también de hombres muy grade dando toda la vuelta a la concentración de mujeres. Se les pidió que se vayan a través de diálogos y de cantos, pero ellos siguieron ahí sacando fotos”, declaró una de las asistentes a la convocatoria, Victoria Freire, integrante de la agrupación feminista Mala Junta según recoge el portal Notas.

Foto: David Fernández/ EFE
Foto: David Fernández/ EFE

El mensaje del juez

El juez Juliano utilizó sus redes sociales para expresar su opinión personal frente a lo ocurrido en la playa de Necochea. A continuación compartimos su reflexión:

«Mi ciudad, la ciudad que amo, la ciudad en la que vivo, ha sido el escenario donde se encendió la mecha de la polémica sobre la desnudez, desde el momento que una muchachas decidieron quitarse el corpiño en una playa pública atestada de veraneantes. En los hechos, se convirtió en un verdadero acto de rebeldía cívica frente a determinadas pautas culturales.

En estos días me tocó, como juez de feria, resolver las actuaciones policiales sobre el caso. En primer lugar dispuse el archivo de las actuaciones, ya que desde mi perspectiva los hechos carecían de relevancia contravencional. La norma que podría sancionar este tipo de hechos se refiere a actos obscenos que afecten la decencia pública.

Tal como se comprenderá, coincidir acerca de qué es lo que significa un acto obsceno o en qué consiste la decencia pública es una tarea imposible de lograr. Ero, independientemente de ese aspecto legal, lo cierto es que el hecho que una mujer descubra sus pechos no representa un acto objetivamente lesivo para terceros y, por ende, se encuentra exento de la autoridad de los magistrados.

Los seres humanos somos los únicos integrantes del reino animal que tenemos serios problemas para convivir con nuestros cuerpos y que hacemos de esas dificultades un buen motivo para enfrentarnos y guerrear. El color de la piel ha sido el tradicional argumento para desatar verdaderos genocidios. El sexo con que nacemos influye en nuestras vidas y determinará que en lo sucesivo tengamos mayores posibilidades de ser objeto de violencia o menor acceso a las oportunidades. Los rasgos aindiados de las facciones serán un obstáculo para trasponer algunas fronteras geográficas.

La prohibición de la exhibición de ciertas partes del cuerpo se inscribe en esa problemática y tiene la misma raíz autoritaria que los ejemplos señalados. La cultura occidental se escandaliza frente a la tradición de algunos pueblos musulmanes que obligan a las mujeres a cubrirse el rostro en público con un velo, del mismo modo que sonreímos superados cuando vemos fotos de las primeras décadas del siglo XX que nos muestran a bañistas mujeres enfundadas en trajes que apenas dejaban ver sus manos y sus pies, pensando para nosotros mismos sobre la ridiculez de ciertas costumbres.

Los conflictos con el cuerpo han sido relacionados con la curiosa noción de la moral pública, que aún sin conocer su significado y sus alcances, ha sido uno de los potentes argumentos para imponer una forma de vida a personas que no comparten los gustos de quienes deciden qué es lo que debe entenderse por ese concepto.

La moralidad pública no se agota en una mera discrepancia sobre los gustos personales y formas de posicionarse frente a la vida, sino que se traslada al ámbito penal para reforzar las ideas de quienes tienen la posibilidad de regular nuestros comportamientos, sancionando con penas de arresto o prisión a los que se opongan a la visión oficial.

La defensa irrestricta de las libertades me lleva a posicionarme en favor de las mujeres que decidieron descubrir sus pechos, del mismo modo que apoyo las manifestaciones (tetazos) que ocurrirán en los próximos días en defensa de los derechos. Esa es una de las formas (en ocasiones la única posible) de provocar un debate sobre las cuestiones que nos conciernen, del mismo modo que ocurre con otros temas (marihuana, edad de punibilidad, violencia de género) que deben formar parte de una agenda amplia y generosa en la que participemos la mayor cantidad de personas, propio de democracias más deliberativas.

La ocasión (la enorme repercusión nacional e internacional del episodio) me pareció propicia para reclamar a la legislatura bonaerense la necesaria reforma del Código de Faltas en general, y particularmente su artículo 70, que es el que reprime a los actos obscenos. El Código de Faltas, vigente desde marzo de 1973, es una verdadera rémora autoritaria y los bonaerenses nos merecemos contar con una herramienta legal adecuada a una sociedad moderna, que contribuya a la convivencia y el uso igualitario de los espacios públicos.

Finalmente, ante la posibilidad que estos hechos se reiteren en las playas necochenses, o que se produzcan manifestaciones a favor o en contra del ejercicio de ese derecho, reclamé a las autoridades policiales que se conduzcan con extrema prudencia, evitando el empleo de medidas coercitivas, tratando de mediar en las situaciones conflictivas (si se presentaran) para evitar la producción de hechos de violencia.

Una sociedad diversa y plural no puede aspirar a la unanimidad de las opiniones. Eso sólo ocurre en los regímenes dictatoriales.

Difícilmente nos pondremos de acuerdo sobre la desnudez y la forma de practicarla. De lo que se trata es de encontrar puntos de convivencia que nos permitan avanzar hacia modelos de sociedad más libres, donde existan mayores posibilidades de ejercer los derechos y realizarnos individualmente. Y de lo que también se trata es de abandonar ciertas hipocresías, que condenan el topless de unas chicas en un balneario, pero que mira para otro lado frente a hechos de inusitada gravedad.

Celebro entonces que Necochea (mi Necolandia) haya sido el sitio donde se reinstaló esta polémica que, sin lugar a duda, contribuirá a hacernos más libres».

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