La iniciativa es obviamente apoyada también por la Iglesia ortodoxa rusa, desde la cual se expresó que “el castigo corporal es un derecho esencial dado por Dios a los padres”, según publica el diario El Mundo. Esta situación, desde ya explica las alarmantes cifras de niños y mujeres que sufren de violencia familiar cada año, las cuales rondan las 60.000 víctimas, generando que un 40% de los crímenes violentos se produzcan dentro del entorno familiar.
La propuesta será nuevamente sometida a voto, y si aún existe consentimiento, Rusia legalizaría la violencia doméstica, significando un claro retroceso para el país en materia de derechos humanos y derechos de mujeres y niños.
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