HOLANDA

Ámsterdam abrirá su primera cooperativa de prostitutas

Con el objetivo de "fortalecer la posición de las trabajadoras sexuales", el próximo 1° de mayo la capital holandesa abrirá su primera cooperativa de prostitutas con 14 escaparates en el céntrico "Barrio Rojo".

Ámsterdam abrirá su primera cooperativa de prostitutas.
Ámsterdam abrirá su primera cooperativa de prostitutas.

El negocio de la prostitución en Holanda tendrá su primera cooperativa en la que varias trabajadoras sexuales podrán trabajar un lugar seguro. Según explicó el portavoz del proyecto, Richard Bouwman el objetivo es «fortalecer la posición de las trabajadoras sexuales».

«My Red Light», es el nombre del proyecto que dará vida a esta primera cooperativa. Los negocios de los burdeles son legales en Holanda desde el 2000, y desde 2014 el propio Ayuntamiento puso en marcha un estudio con la intención de mejorar la situación de las trabajadoras sexuales y evaluar las posibilidades que tendría un «negocio autogestionado», de modo que las prostitutas serían «menos dependientes de terceros».

Con ese mismo sentido nació en agosto de 2016 la fundación de trabajadoras sexuales «Nuestra propia ventana» que se centró en buscar la inversión necesaria para salir adelante.

«My Red Light» pasará a ser una realidad tangible el próximo 1 de mayo, cuando abra sus 14 escaparates en dos calles del céntrico «Barrio Rojo» de Ámsterdam, a orillas de uno de los canales de la ciudad. La cooperativa contará también con una habitación sadomasoquista y otra preparada para personas con discapacidades físicas, un aspecto que, según Bouwman, «no es algo muy común» en la zona.

«Queremos ir despacio porque estamos inmersos en algo grande. Quizás sea utópico, pero una vez que se acepte socialmente, la gente se dará cuenta de que este es un trabajo normal con todas sus obligaciones, pero también con todos sus derechos», remarcó el portavoz.

«No es una compañía para hacer dinero»

Para alquilar una habitación en «My Red Light» las trabajadoras deberán estar dadas de alta como autónomas en la Cámara de Comercio y hablar holandés o inglés de manera fluida mientras que su grado de implicación en el proyecto dependerá de ellas mismas: quienes decidan comprometerse de manera activa «tendrán el control de la fundación, serán parte de su junta directiva y participarán en la toma de decisiones», explicó Bouwman.

A su vez se destaca que el burdel no intervendrá en la negociación entre la prostituta y el cliente, sino que serán las propias trabajadoras las que establezcan los términos del acuerdo con los interesados en el servicio sexual. Mientras que en el caso de que el proyecto consiga beneficios económicos por el alquiler de las habitaciones, el dinero se invertirá en talleres dirigidos a las propias prostitutas o en mejorar las instalaciones.

«No es una compañía para hacer dinero, sino una fundación con el objetivo de apoyar a las trabajadoras sexuales y hacerlas más fuertes», aseguró Bouwman.

La idea es que las trabajadoras participen de talleres que les sirvan para asesorarse sobre asuntos de salud, derechos y otros asuntos relacionados con su oficio.

Los responsables de la cooperativa contaron que varias trabajadoras ya se mostraron interesadas pero que no saben cuántas pasarán realmente a alquilar una habitación o escaparate una vez que quede inaugurada. A su vez explicaron que el proyecto también está pensado para los trabajadores sexuales hombres y transexuales.

Por su parte el alcalde de Ámsterdam, Eberhard van der Laan adelantó que el proyecto será supervisado «para conocer mejor su impacto», aunque es consciente de que «no es una panacea ni una solución a todos los problemas de la industria de la prostitución».

Según contó a la agencia EFE espera que My Red Ligth «pueda contribuir a la normalización de la prostitución y al empoderamiento de las trabajadoras del sexo, mejorando sus habilidades comerciales y sus condiciones laborales».

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