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Fuerte descargo de una estudiante de derecho ugandesa que fue expulsada por el largo de su pollera

Joaninne Nanyange es una estudiante de derecho de Uganda a la que le prohibieron la entrada a la facultad porque el largo de su pollera podría distraer a los hombres del centro educativo. Lee aquí su descargo.

Fuerte descargo de una estudiante de derecho ugandesa que fue expulsada por el largo de su pollera.
Fuerte descargo de una estudiante de derecho ugandesa que fue expulsada por el largo de su pollera.

 

Joaninne Nanyange, una joven estudiante de derecho de Uganda utilizó su cuenta de Facebook para denunciar una situación por de más sexista y relatar cómo en pleno siglo XXI le prohibieron ingresar a la facultad argumentando que el largo de su pollera podría distraer a los hombres del centro educativo.

La joven hizo un fuerte descargo en su red social donde además publicó la imagen de la falda.

Según su relató cuando llegó a la facultad una policía mujer la detuvo en la entrada del edificio y le dijo que se baje la pollera para cubrir más sus piernas. Ella se río del pedido y le dijo que la falda no bajaba más de eso, por lo que aparentemente la oficial no la dejo entrar porque para su parecer sus compañeros de clase podrían perder la concentración cuando la miraran.

“Lo que encuentro más ridículo es que mi falda no era tan corta para ningún estándar, incluso para ejercer la profesión legal“, escribió la joven que aseveró que lo que más la indignó fue el motivo que le dieron ya que «no era por un requerimiento profesional de la medida de la falda sino que por el hecho que esta distraería a los hombres. Esto es lo más chocante y lo que más me enfurece”.

A su vez detalló que «durante la semana de la inducción, la directora adjunta del Centro, una mujer, nos dijo que no deberíamos usar ropa que distraiga a ‘nuestros hermanos’, la mayoría de los cuales están casados». Ante lo ridículo de la situación hizo un anterior descargo en Facebook hasta que «leí la sección sobre código de vestimenta y es ridículo. Incluso prescriben el color de los calcetines que los hombres deben usar», y dijo que intentó reclamar sobre ese tema pero como estudiante de derecho sabe que hasta que una situación no le pasa a uno mismo, no tiene derecho a reclamar, por eso es que ahora si quiere quejarse.

«Esto es absurdo y necesita terminar»

La joven recordó que hace unos años «en 2014 para ser específico, el Parlamento estaba debatiendo una ley que fue bautizada como el «mini-falda Bill» por su aparente prohibición de minifaldas» y recalcó que «como era de esperar, el proyecto de ley causó un alboroto entre los opositores y los partidarios por igual. Por un lado, había enojo por la ridiculez de la ley junto con sus matices discriminatorios y sexistas; mientras que por el otro lado había entusiasmo sobre la presentación de una ley con suelo fértil para ridiculizar y deshumanizar a las mujeres sólo por diversión. Los activistas se opusieron a la ley y algunas de estas disposiciones fueron eliminadas. Pero el daño fue hecho. Las mujeres habían sido atacadas. Las mujeres habían sido golpeadas. Las mujeres habían sido desnudadas» enfatizó.

Joaninne se cuestiona cómo podemos evitar ataques a las mujeres o que los hombres crean que pueden abusar de ellas por usar cosas cortas «cuando tenemos instituciones con niveles más altos de comprensión y la responsabilidad de fomentar culturas que dicen que las mujeres son tan apropiadas como los hombres dicen que son».

«¿Cómo podemos culpar, en buena conciencia, al Ministro Kibuule por decir que las mujeres que se visten con indecencia deben ser violadas cuando tenemos una institución como la de los LDC que excluye a las alumnas de clase para que los hombres puedan concentrarse?» dice.

Mientras que denuncia que «nuestro cuerpos han sido sexualizados a puntos de la locura, y como todos los casos de marginación, la víctima es la que paga el precio».

«¿Por qué debo perder mis clases porque los hombres no pueden controlar sus impulsos sexuales (es decir, si son tan malos como son retratados)? ¿Cómo es ese mi problema?» se sigue cuestionando y asegura que «el patriarcado ha sido tan profundamente institucionalizado que todos sentimos la necesidad de legislar y aprobar reglas que controlan los cuerpos de las mujeres, entre otras cosas creando códigos de vestimenta de facto para ellos».

Finalmente afirma «trabajo duro y logro pagar los millones de chelines requeridos para la matrícula de los países menos adelantados. Pero no puedo acceder al campus para asistir a mis clases porque cuando ‘mis hermanos’ miren mis rodillas y piernas, tendrán erecciones».

Y concluye con un «por favor, déjenos vivir. Permítanos prosperar. Esto es absurdo y necesita terminar».

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