Michelle Obama: «La desigualdad de género se combate cambiando mentes y corazones»

Michelle Obama visitó España este jueves y brindó un discurso de empoderamiento y contra la desigualdad de género ante 600 universitarias y estudiantes de colegios públicos españoles que se hicieron presentes para escucharla.
La primera dama de los Estados Unidios llegó a España tras visitar Liberia y Marruecos días pasados con sus hijas, Malia y Sasha Obama y su madre Marian Robinson, y promover su programa «Let Girls Learns» (Dejar que las chicas aprendan) que lucha por el acceso de las mujeres a la educación.

En su discurso ella remarcó que es necesario iniciar un cambio cultural en los países desarrollados para derribar la desigualdad de género ya que asegura que se utilizan «distintas varas de medir» y que para lograr igualdad no basta sólo con nuevas leyes, sino que también hay que cambiar «mentes y corazones».

Obama dedicó parte de su oratoria a las niñas y adolescentes con quienes se reunió en África y enfrentan cada día peligros para poder acceder al estudio, desde largas caminatas para llegar al centro educativo hasta acoso sexual, o que llegan a determinada edad en que son obligadas a casarse y dejar sus estudios, pero que aún así «tratan de seguir estudiando porque quieren un futuro mejor».

La primera dama estadounidese aseguró que esa realidad sería insostenible para la mayoría de nosotros (estadounidenses y españoles), por eso pidió a todas las presentes a alzar su voz y luchar por esas jóvenes sin resignarse a sólo sentir «lastima» por ellas, ya que su futuro no solo es responsabilidad de sus gobiernos, sino de la comunidad global de la que forman parte.

Obama explicó que su realidad no se debe solo a la falta de recursos, sino que está muy ligada a los prejuicios y creencias culturales que las consideran «ciudadanos de segunda clase» y las valora por su cuerpo, su capacidad reproductora o de trabajo, por encima de su condición de ser humano, por eso dijo a las jóvenes asistentes que la desigualdad se combate cambiando «mentes y corazones» y que cuando eduquen a sus hijos recuerden «decirle al hijo que puede llorar si así lo quiere, y si es una niña, que no pasa nada por ser autoritaria; anímala a que estudie matemáticas o a que juegue al fútbol».

Michelle compartió su historia, la de una niña nacida en una familia negra y humilde de Estados Unidos, que la obligó a dejar todo para graduarse y que cuando lo logró lo primero que le preguntaron era cuándo iba a formar una familia.

Ella explicó que el «mensaje cultural que recibía era que los hombres y los mujeres están medidos por varas diferentes».

Desigualdad para todos

Obama reconoció que muchas cosas han mejorado desde aquel entonces pero que aún queda mucho por hacer por una igualdad real y resaltó que esa desigualdad en la que vivimos afecta tanto a hombres como a mujeres ya que un padre «quiere pasar tanto tiempo con sus hijos como una madre», y desea que sus hijas tengan las mismas oportunidades que cualquier persona.

A su vez remarcó la diferencia entre un género y el otro y ejemplificó que cuando «un hombre llega del trabajo y cambia un pañal, es un héroe, pero cuando las mujeres lo hacen, nadie lo nota, porque es lo que se supone que debe hacer como madre». En ese sentido dijo que «Se elogia al padre que cambia pañales y se denigra a la madre que se queda hasta tarde en el trabajo», mientras que «las mujeres ganan menos que los hombres por hacer la misma labor».