MUJERES Y ESTRÉS

El estrés familiar en las mujeres aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas

El estrés familiar se extiende cada vez en la población mundial, constituyendo un factor de riesgo clave para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Una investigación reciente demuestra que el estrés en la familia afecta a las mujeres multiplicando su riesgo de padecer infarto de miocardio, ictus e hipertensión. El riesgo se presenta particularmente en las mujeres casadas, en aquellas que han alcanzado altos niveles de estudio y también quienes desarrollan una carrera vocacional.

Mujeres casadas, profesionales y con carreras vocacionales, son más proclives a padecer trastornos cardíacos y accidentes cerebrovasculares

El estudio

La investigación fue presentada en el Congreso Anual de la Sociedad Europa de Cardiología. Esta se centró en una muestra de mujeres rusas y arrojó los siguientes resultados:

Las mujeres que tienen mucho estrés familiar presentan 1,39 veces más riesgo de padecer hipertensión, 5,59 veces más de chances de padecer un infarto, 3,53 de padecer un accidente cerebrovascular, comparadas con quienes no sufren estrés familiar.

Las mujeres analizadas en la investigación fueron 870 con un rango de edad que oscilaba entre los 25 y los 64 años.
José Ramón González-Juanatey, el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), argumentó que «el estrés familiar ya se había asociado en otros estudios previos a la enfermedad cardiovascular, y en concreto al infarto de miocardio. Se sabe que el estrés está vinculado a la hipertensión, ya que condiciona un aumento de la catecolamina, y probablemente al desarrollo de la diabetes, puesto que en el proceso intervienen un tipo de hormonas que promueven la resistencia a la insulina».

Casadas y profesionales

La investigación también muestra que las mujeres que están casadas tienen más probabilidades de padecer HTA, infarto de miocardio y también ictus. Se encontró asimismo que las mujeres que tienen estudios universitarios y siguen sus carreras de manera vocacional, presentan tasas más altas de riesgo, comparadas con quienes tienen educación básica y aquellas que no padecen el estrés en sus hogares.

González Juanatey ha señalado que esta constatación «Resulta sorprendente, ya que estudios previos han demostrado que las mujeres casadas, gracias a la estabilidad emocional, están expuestas a menor riesgo cardiovascular, y también se ha observado en otras investigaciones que la enfermedad cardiovascular se asocia a niveles socio-económicos más bajos, donde hay una alimentación peor y tienden a fumar más. Ahora bien, también es comprensible que un mayor número de cargas no sólo familiares, sino también laborales, condicionen un aumento del estrés».

 

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