SEXISMO

La publicidad y el machismo: un eterno matrimonio

La publicidad es un terreno al que parecen no llegar nunca los importantes avances que en otras áreas han tenido las luchas por la igualdad de género. En épocas del Mundial, esto parece acentuarse.

Foto: zachstern

Temas como la limpieza del hogar, la educación de los hijos, o el cuidado de la familia, aparecen en las publicidades como exclusivas preocupaciones de las mujeres.  No vemos ni por casualidad asomar la figura de un hombre en un reclame de detergente, a menos que sea para acercar una solución novedosa a una mujer que parece tener la vida dedicada a quitar grasa de las asaderas, pero después de la mágica revelación que el hombre le acerca, desaparece rápidamente, dejando a la mujer tan contenta como si hubiera recibido la mejor noticia de su vida.

Las marcas que recaudan millones y millones mientras muestran una escena íntima en donde el hombre (que está encima de la mujer, por supuesto) ve en vez de la cara de su novia una revista con autos, o aquellos desodorantes que ofrecen “recomendaciones” para que las mujeres no se aburran, o los aún más graves anuncios de mujeres rodeadas de hombres que visiblemente las violentan (aunque ellas no parecen advertirlo), no parecen reparar en que la violencia contra la mujer es un tema grave que se lleva miles de vidas en el mundo.

En época del Mundial, y cuando el fútbol está en la mira de todo el planeta, esto parece acentuarse exponencialmente. Y es que si las publicidades muestran a las parejas, los matrimonios y los enamorados, en distintas peleas o situaciones de conflicto donde la mujer quiere ver otra cosa en la T.V o ir de compras al shopping, mientras el hombre solo está interesado por ver los partidos, el matrimonio entre la publicidad y el sexismo lleva ya una larga historia.

Lo que más vemos en la televisión o escuchamos por la radio son conversaciones entre mujeres, en donde planifican qué harán mientras sus maridos están ocupados viendo el Mundial.  No parece haber demasiada variedad entre las cosas que hacen las mujeres en esos 90 minutos: comprar ropa, celulares, productos de belleza, comprar, en fin. Otra escena común que presenciamos es aquella en donde una mujer está contándole a su pareja algo importante, pero el hombre solo puede gritar “gol” o tener la vista perdida en el partido que televisan detrás de ella. En esos casos, la publicidad recomienda a la mujer no insistir: compre tal o cual producto, que la va a satisfacer más que su marido. En la prensa vemos algo similar: listas de recomendaciones para las mujeres durante el Mundial, cosas que las mujeres odian del Mundial, y un largo etcétera no muy creativo.

Cuando se habla de las mujeres en el Mundial, es casi exclusivamente para mostrar a las más “sexys”, alentando a sus equipos.

La otra cara de la moneda

Pues bien, por suerte, la publicidad no es la realidad, y las mujeres tienen otros intereses (múltiples y variados, al igual que los hombres, a quienes por cierto no solo les interesa gritar “gol” y a algunos, ni eso). De hecho, el estereotipo de hombre y de mujer que maneja la mayor parte de la publicidad (y de las parejas que forman: por supuesto, siempre heterosexuales, preferentemente jóvenes y bellas), es un estereotipo caduco, simplón, irreal y que tiene que ver con concepciones que estaban plenamente vigentes hace un siglo. Lamentablemente, todavía siguen vivos en algunas áreas de la sociedad, razón demás para que sigan existiendo luchas por la equidad de género alrededor del mundo: una noticia que habría que darle a los «creativos» publicitarios. De paso, habría que comentarles que hay millones de mujeres a las que les interesa el fútbol

Un gran porcentaje de mujeres se interesa por el fútbol, hay periodistas de deportes, comentaristas, fanáticas, y hay, además, jugadoras profesionales.

El fútbol femenino es algo que, muy silenciosamente, está creciendo de manera acelerada, sobre todo en Sudamérica. La FIFA, que no tiene cifras actualizadas del fenómeno, asegura sin embargo que el fútbol femenino está en auge en la región latinoamericana.

En el mundo, se estima que hay 29 millones de mujeres y niñas que juegan fútbol.

Sin embargo, aunque los obstáculos de índole sociológica asociados al fútbol vienen retrocediendo, todavía las mujeres se enfrentan a muchas otras dificultades a la hora de practicar profesionalmente este deporte. Quienes están vinculados al fútbol femenino, afirman que las mujeres juegan mucho más por pasión que por fama o dinero. De hecho, la fama y el dinero son dos grandes ausentes para el fútbol femenino. Por un lado, las selecciones de los países y en general los clubes, nunca pagan a las jugadoras, lo cual les impide una dedicación a tiempo completo. Además, los medios no dan cobertura a los partidos y las canchas no se llenan, lo cual no incentiva mucho a los posibles patrocinadores.

Aun así, las mujeres siguen entrenando, y es posible que dentro de unos años, venzan estos obstáculos, como han vencido otros.

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