"La pesada" de la Seccional 10ª acusada ante el Hackenbruch

Policía denuncia a policías por agresión dentro de comisaría

El caso se remonta hacia principios de abril, aunque la denuncia ante al magistrado data del 21 de junio pasado. A raíz del hecho, el agente de segunda se encuentra sometido a una licencia médica, en virtud de las secuelas psicológicas que lo acontecido le dejó. Consultado el abogado del demandante por LA REPUBLICA explicó que el caso se encuentra en la etapa de presumario, y que recién habría novedades una vez finalizada la feria judicial menor.

Héctor Valverde es el policía afectado, que a pesar de la delicada situación que le tocó vivir decidió revelarla y presentarse ante la Justicia. La información recabada por LA REPUBLICA establece que los episodios comenzaron a desarrollarse el 9 de abril, cuando el agente de 2ª realizaba tareas de patrullaje en el radio de la comisaría que le habían sido asignadas. Era nuevo en esa dependencia.

El funcionario contaba con el teléfono celular cuyo número está a disposición de los vecinos de la zona, de acuerdo al plan de descentralización impulsado por la Jefatura de Policía de Montevideo. En el marco de su labor fue que recibió una llamada de parte de una señora, quien alertaba sobre lo que creía era una situación delictiva. En un cruce de calles determinado –dijo la vecina– había cuatro personas que estarían intentando abrir la reja de la puerta principal de un comercio.

Empieza el calvario

Valverde se encontraba junto a un compañero de equipo y ambos se dirigieron hacia el lugar de los hechos. Pero al llegar comprobaron que no había tales intenciones, sino que tres mayores y un menor estarían fumando marihuana. Sometidas las personas a la revisación de rigor, se detectó un cigarrillo de marihuana en poder del menor.

Esta situación configuraba, en lo que hace al menor, una situación de riesgo. Según consta en una parte de la denuncia a la que accedió LA REPUBLICA, los actuantes hicieron las comunicaciones correspondientes solicitando la presencia en el lugar de una unidad de control, es decir personal superior para comunicar lo acontecido y para que dispusiera los pasos a seguir.

Pero el control no llegó y después de más de media hora de espera, los actuantes explicaron a la mesa central que las órdenes que tenían en este tipo de casos era llevar al menor a su casa. Desde la central se autorizó el traslado hasta el domicilio del menor, sito en jurisdicción de la Seccional 5ª. Dejado el menor en poder de su padre, el móvil con los policías emprendió regreso a la Seccional 10ª para dejar constancia del procedimiento.

«La pesada»

Cuando el agente se presentó al otro día en su repartición, el subcomisario de guardia, identificado en la denuncia como «Tironi», lo llamó a su despacho. Detrás de él también ingresaron a la oficina del oficial «tres funcionarios de particular». A estos no logra identificarlos por sus nombres –Valverde fue asignado a la Seccional 10ª en el marco del Plan de Descentralización que en Pocitos comenzó a principios de abril y por lo tanto no conocía a todos sus compañeros–, aunque los individualiza como de «la pesada».

Sólo a uno de ellos aparece identificarlo como «Horacio». Según el escrito presentado ante el magistrado, el motivo de ese encuentro fue que los funcionarios lo intimaron a cambiar el texto del parte referido a la intervención del día anterior. «Me amenazaron diciéndome que si yo no cambiaba el tenor del informe me iban a desnudar, me pasarían al calabozo y me darían una tremenda paliza».

En ese momento el acosado policía dijo que sí, que iba a proceder como ellos querían. Sin embargo, al salir y al hablar con su compañero de patrullaje coincidieron en que no era correcto cambiar el contenido del parte.

Lo que hizo el agente de 2ª fue entregar una copia del parte al inspector de zona, sobre lo cual se dejó un acta como constancia.

Consumación

El sábado 11 de abril «el subcomisario Tironi me informó que debía presentarme en la seccional». La narración que se encuentra en poder del juez penal de 7º Turno dice que cuando llegó a la dependencia el oficial de marras lo hizo pasar a la oficina de jurídica para conversar, y una vez más aparece «la pesada», esta vez ya adentro de la pieza.

Como primera medida se le ordenó a Valverde que entregara al arma, y una vez acatada la orden «Horacio» lo agrede «a golpes, tirándome contra la pared. Luego en forma conjunta los cuatro me agreden violentamente llevándome los brazos hacia la espalda, golpeándome en la cabeza y con rodillazos en la espalda». Luego del ataque dentro de la propia comisaría, el subcomisario dispuso que el ahora denunciante cumpliera tres días de arresto a rigor en otra dependencia.

Al segundo día de sanción, las autoridades de la unidad lo trasladaron al Hospital Policial y allí el médico constató una serie de traumatismos en diversas partes del cuerpo y ordenó que cumpla reposo y sea revisado periódicamente.

Todos estos comprobantes también fueron elevados al juez, quien además de investigar la denuncia en sí, tiene la misión de establecer cuáles fueron los verdaderos motivos para que los denunciados actuaran de tal manera por el contenido de un parte, de lo que parecía ser un procedimiento sin complicaciones.

Como se decía al principio, hasta que culmine la feria no habría novedades al respecto. Sin embargo, fuentes policiales dijeron a LA REPUBLICA que paralelamente a la investigación judicial, el comando de la Jefatura de Policía de Montevideo (por intermedio de la Dirección de Investigaciones), realizó un trabajo interno y dispuso los traslados de los imputados, hasta que la Justicia se pronuncie. Además de la denuncia, las fuentes dijeron que Jefatura ya había elevado los antecedentes del caso al Juzgado.

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