GENIO Y FIGURA

Al cumplir 80 años Woody Allen vueve al Festival de Cannes con “Irrational Man” y sus declaraciones viralizan

Woody Allen llega al borde de entrar en los 80 años –el 1º de diciembre próximo- al Festival de Cannes, para presentar, fuera de competencia, “Irrational Man” una nueva serie de apuntes filosóficos sobre el bien, el mal, las culpas, la moral y los crímenes, en un drama de su mejor estilo.

La historia narra los contratiempos y desventuras de un profesor de filosofía (Joaquin Phoenix) a cual su mejor alumna (Emma Stone) y una colega docente de matrimonio frustrado (Parker Posey), intentan conquistar, mientras el está imbuido por un proyecto muy particular, absolutamente ajeno al amor, con el que intenta salir de sus depresiones. La película del corte “film noir”, revela una vez más las obsesiones del director-actor, quien muestra como la casualidad puede muchas veces dar la solución a problemas claves de la existencia… aunque para ello, por ejemplo, haya que consumar un crimen.

Más allá de la película su talento de vida

Durante la conferencia de prensa ofrecida por el norteamericano, explica que esta película apunta a la importancia “de creer, lo que sea que te convenza, pero creer”, Ahonda en el tema recordando haber leído “a Primo Levi, y posteriormente a otros supervivientes de campos de concentración, y me di cuenta de que si había salido vivos de aquel horror fue por su ferviente comunismo. Tenían una motivación. Da igual que luego el comunismo se mostrara como un sistema fracasado. A ellos les funcionó, les dio un estímulo. No importa si la creencia es cierto o no, sino que la tengas, porque hará tu vida mejor”, sentenció.

En la misma línea analiza su sentido de la vida, de hacer cine… “La vida pasa, nosotros la solemos cabalgar en mala posición… Debemos afrontarla de forma positiva. Al final, no hay ningún significado ni sentido ulterior. Todo lo creado se desvanece. Las grandes obras de Shakespeare, Beethoven… ¡Puff!, se van. Para mí, lo único que tiene sentido a la vida es distraer a la gente. Cuando hago cine, primero me distraigo a mí mismo, y luego se lo hago al público. Durante hora y media se olvidan de malos humores, la muerte… Es halagador ver a la gente reír con tu trabajo, y en mi caso es agradable mantenerme ocupado y no encarar la realidad”.

En cuánto a la “seriedad” que la crítica afirma tiene su nueva película, a diferencia de la corriente humorística habitual dice: “Siempre quise ser un director serio: de joven, mi ídolo era Bergman. Pero tuve que ser un director cómico porque ahí estaba mi don. Todos querían que fuera gracioso, y si no, no me daban el dinero para filmar”.

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