DESPEDIDA

Joe Rigoli, un referente del humor argentino, falleció en la indigencia a los 78 años

Quien alguna vez se haya reído con “Viendo a Biondi” ó con “La Nena”, ó “La Tuerca”, recordará sin dudas la cara de Joe Rígoli, un bastión del humor rioplatense para varias generaciones. Jorge Alberto Ripoli, entra ahora a la inmortalidad de los artistas, después de sufrir largo tiempo un cuadro pulmonar que concluyó con una neumonía. También sufría de anemia ya que “vivía prácticamente en la indigencia”, dijo su primo, Enrique Acosta, en declaraciones que recoge Clarín. Vivía desde hace cuatro años en Mar del Plata,

Joe Rigoli tuvo protagonismo en Argentina y en España tanto en shows de variedades como en comedias y teleseries.
Joe Rigoli tuvo protagonismo en Argentina y en España tanto en shows de variedades como en comedias y teleseries.

Nacido en 1936, en un conventillo de Palermo, había desarrollado una de las más prolíficas carreras actorales cómicas de su generación, particularmente en la televisión, donde programas como “Viendo a Biondi” y “La Tuerca” a mediados de los años 6’s´, lo convirtieron en ídolo de ambas márgenes del Plata. También por esos años debutó en el cine con Carlos Cores, haciendo “Asalto en la ciudad”, que fue su puerta de entrada a una decena de éxitos reideros que llegaron hasta casi los 90´. “Que noche de casamiento” (1969), fue la segunda película que arrasó las taquillas y seguirían once más hasta “Bañeros II, la playa loca” de 1989.

Ganó hasta 100.000 dólares mensuales en España: partió con nada

Joe viajó a España en los años 70’s, donde la cadena de Televisión Española (TVE) lo contrató y se hizo famoso con su personaje Felipito Takatún. Otros programas (Tarde para todos, Fantástico, Lápiz y Papel, Un, dos tres.. responda otra vez y El Kiosco), también tuvieron su impronta.

En 1991 volvió a Argentina, donde actuó en “Los Libonatti”, y luego en “Casado con hijos”, e incluso en “El ratón Pérez” en cine.

Pero su desprecio por el dinero y su amor por la vida disipada lo traicionó.

“Tuve épocas en España de ganar 100 mil dólares mensuales, tanto dinero me sobrepasó. No me diplomé porque no estudié, aprendí solo: fui un gran boludo. Me compraba un auto y quería el mejor, le cambiaba ruedas, accesorios y me hacía un vestuario que hiciera juego. ¡Hasta dónde llegaba mi pelotudez!” reconocía en declaraciones que publica Clarín de Buenos Aires.

Llegó a invertir “casi un millón de dólares” en una línea de perfumes en Argentina, pero lo perdió todo. En sus últimos tiempos intentaba que un productor llevara adelante su obra “Dos reverendos hijos de puta”, pero nadie lo respaldó.

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