Elecciones

Breve toque de atención a l@s votantes uruguay@s

Entre dimes blancos y diretes colorados se pasaron como zonceando más de 180 años y llegamos al siglo XXI. Más exactamente al año 2005 con un país quebrado

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El próximo domingo 27 de octubre estarán en juego muchas cosas entre los dos equipos que disputaran la final un mes después.

La historia de uno de ellos, el último tricampeón que aspira al tetracampeonato, es más reciente y conocida por la mayoría de la población. La del otro, es tan antigua como la historia de la República misma, y nació y creció con los defectos de la época de la colonización, a saber: responde a los intereses de la oligarquía, paga favor con favor, dominó y todavía mantiene significativo dominio en la divulgación masiva de propaganda, subestima el entendimiento del proletariado, beneficia ya sea con políticas oportunas o mirando hacia otro lado al empresariado connivente, recorta todo lo recortable y más de las políticas sociales desprotegiendo así a los más carentes, se torna cómplice de la impunidad de las castas más rancias del Ejército, de esos generales que ostentan apellidos tan comunes entre la derecha atávica.

Además de ser obsecuente con los caprichos de las instituciones financieras internacionales y ante “el gran y poderoso amo del norte”.

Todo esto es así desde el primer gobierno republicano de la nación que recayó sobre los hombros del general Fructuoso Rivera (colorado) el cual impelido reiteradas veces por Juan Antonio Lavalleja (blanco), luego de utilizar a los indígenas que habitaban la Banda Oriental como carne de cañón frente a las tropas portuguesas que azolaban el norte, concordó en traicionarlos. Mediante vil engaño los mató, esclavizó y exilió a favor de los intereses de los terratenientes orientales que querían incrementar sus dominios a las márgenes del arroyo Salsipuedes; allí donde el propio Rivera les había prometido que podían vivir en paz.

Este tipo de promesas, incumplidas o mudadas a medio cumplir, han sido una constante en los gobiernos de derecha hasta el año 2004. Así crecieron y se expandieron ambas divisas: la blanca y la colorada. Enemigas en planicies primero, luego en las urnas, pero asociadas en la tenencia de la tierra y los negociados derivados de beneficiar a empresarios y terratenientes en detrimento de la clase trabajadora, al punto de llegar a ostentar varios periodos de quebranto institucional con alternancia de gobiernos de facto.

Entre dimes blancos y diretes colorados se pasaron como zonceando más de 180 años y llegamos al siglo XXI. Más exactamente al año 2005 con un país quebrado, sin la infraestructura necesaria para encarar un futuro que se anunciaba global y tecnológico, sin la mínima credibilidad internacional, sin un ápice de justicia social, sin un sistema integral de salud, sin que los estudiantes hij@s de obrer@s pudieran acceder a las herramientas básicas modernas para adquirir y expandir el conocimiento (léase laptops, entiéndase Plan Ceibal), sin que los jubilados pudieran alcanzar un mínimo de decoro. Sin que las empleadas domesticas y los trabajadores rurales pudieran reclamar algo a alguna persona física o empresa, sin que se descentralizara la educación y otras muchas e imprescindibles mejoras logradas sólo a partir del 2005 por los gobiernos del Frente Amplio, y que el título escogido no me permite exponer porque si no esto de breve no tendría nada.

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Se ha trabajado a conciencia

Ahora bien, tanto ustedes como yo podemos criticar varias faltas de este último tricampeón que aspira al tetra, y seguramente tengamos reclamos y discrepancias y también encontraremos algún jugador que no ha rendido lo esperado; pero se ha trabajado a conciencia y el país ha mejorado sustancialmente.

Todavía queda margen de mejora ¿cierto? Sí, como cierto es también que se ha conseguido mucho y que 15 años en la vida institucional de un país de casi 190 años de historia equivale apenas a un 8% de esa historia. Es como 1,5 segundos en la vida de una mariposa, o un año y dos meses en la vida de un perro, o tres años en la vida productiva de una persona. Con la mano en el corazón: ¿Podría usted votante uruguay@ lograr para su familia en el plazo de tres años y con algún vecino intentando que fracase, las mejoras que el Frente Amplio consiguió para el país en sus tres gobiernos? Tal vez ganando la lotería sí. El FA lo pudo hacer sin necesidad del azar y los malos vecinos no se lo perdonan.

Lo que el Frente Amplio logró en tres periodos de gobierno -el 8% de tiempo en el poder frente a un 82% (descontando dictaduras) de gobiernos de los partidos tradicionales- ni siquiera se lo llegó a plantear la derecha toda en su larga trayectoria nacional, salvo Don Pepe Batlle.

Porque no está en el ánimo, ni en el entendimiento, ni en la capacidad de la derecha mejorar el Uruguay para todos los uruguay@s. Ellos recaen en las viejas costumbres, en su eterno modus operandi, está en su ADN ser así y aunque muy creyentes desde siempre no sienten culpa… cuando hambrean al pueblo.

Tampoco sentían culpa los mercaderes sin escrúpulos que comerciaban en el patio del gran templo cobrando precios abusivos a los peregrinos, por ese exceso y falta de respeto Jesús pateó sus mesas y los echó. A lo que aspiran es a parar la sangría de los pingües dividendos a los que estaban acostumbrados y el FA les recortó haciéndoles pagar más de IRPF, haciendo que aporten lo debido al BPS e imponiéndoles reglas claras de juego en los Consejos de Salarios. Ellos saben que no conseguirán colmar las aspiraciones de los uruguay@s, que no mejoraran lo hecho por el FA, y no les importa porque persiguen un único objetivo: retardar la evolución social hasta eliminar dicho gasto y poder moverse a su antojo en una economía complaciente que les permita recaudar cifras que hace tiempo no consiguen sin que esto signifique que no tengan lucro (ambición que le llaman). Es en este punto, cuando no pueden enriquecerse rápidamente, que se acuerdan que hay un solo Uruguay e intentan con ello embarrar la cancha.

Luego de los próximos cinco años, si es que nos equivocamos y alterados por lo que todavía falta conseguir, o por dejarnos manipular, votamos en la derecha; volverá a gobernar el Frente Amplio pero en muchos, en incontables aspectos, habrá que empezar desde cero nuevamente. Porque ellos, los partidos tradicionales que están acá desde el comienzo mismo de la República tienen mucha, muchísima experiencia, en incrementar sus patrimonios familiares a costa del sufrimiento popular y el desmantelamiento del Estado.

Faltan solo 50 mil votos más para el triunfo del Frente Amplio

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