Aylan Kurdi

Estimados:

Creo que solamente una vez en mi vida, que ya tiene algunas décadas, sentí la necesidad de expresar mi opinión a un medio de comunicación; ésta es la segunda.

Y sí, como a tanta otra gente en todo el mundo, la foto de ese pequeño niño muerto me golpeó como un puñetazo en el pecho.

Me resulta repugnante -obsceno- en todos los casos el sensacionalismo, la exposición inútil de la violencia, el sufrimiento, las bajezas.
Siento que los medios apelan a estos trucos solamente para captar las miradas y llamar la atención un poco malsana de su público objetivo.

Pero en este caso particular, el de Aylan Kurdi, creo que La Red le falta el respeto a él, a su hermanito, a todos los que murieron, a todos los que diariamente siguen muriendo, cuando ponen un dibujito de libro infantil, con lindos nenitos que sonríen dormidos a la orilla del agua.

Mostrar su cuerpito verdadero, descarnadamente, ese grito silencioso que la fotógrafa captó no es una exposición inútil, tiene una finalidad más allá de la emoción fácil y pasajera: creo que a todos (a todos) los que somos parte de este mundo tan despiadado, tan lleno de sufrimiento infinito, de dolor inimaginable de millones de inocentes, nos obliga a pensar qué hacemos para evitarlo.

Pero a él, a Aylan-no nos olvidemos de su nombre-, a su imagen de niño muerto convertida en símbolo (me viene a la memoria aquella famosa foto de la niña vietnamita abrasada por el napalm), La Red con su autocensura lo silencia, lo borra, lo diluye porque es demasiado fuerte mostrar la realidad descarnada y pone una imagen de estampita, light, que no hiera la sensibilidad del espectador.
Así su muerte injusta y horrible se vuelve naif, inútil, y no confronta a los que prefieren vivir con los ojos cerrados.

Creo que están muy equivocados.

Saludos.