Derecho de pernada

La fuerza y la determinación que el gran capital maneja a través del cobro de impuestos a quienes en el impuro mundo del capitalismo están, me recuerda por momentos este sistema perverso, a quienes en tiempos del feudalismo el derecho de pernada le exigía al seductor para que con su pareja amorosamente viviera en aquel despreciable mundo teniendo está triste realidad en tiempos idos vividos, lo que los poderosos a través del deseo carnal el diezmo a los galanes pedían; así como con arrogancia el sistema a sus socios les pide hoy firmas cargadas de usura no para las doncellas penetrar; sino mas bien a manera de un feudalismo tristemente recordado, para sobre la pobreza eyacular a través de grandes invasiones con las siempre ocultas intenciones de saquear.
Sobre esa premisa fatal que nos pareció superado ayer por lo aberrante e inmoral, se nos regresa hoy mil veces potenciado con acaudaladas firmas sobre un sistema que boquea y languidece, floreando en su lecho de muerte una autoritaria mirada que desafiante y cruel a los presentes les deja en claro, que su muerte no significará la ausencia de un ideal que en los grandes capitales supo incubar, presentando en nuevos rostros cargados de ansiedades que palpitantes quedaran, para la senda retomar con faraónicos proyectos donde en la luna grandes centros comerciales edificarán, creando en esa sonriente perfidia la condición ideal que en aras del progreso las millonarias firmas la orden darán, a un nuevo y sangrante derecho de pernada convertido hoy en invasión y saqueo para millones de pobres que jamás sospecharan que el feudalismo con inmensos poderes nuevamente potenciado regresó, cantando hermosas canciones que en las extensas y fértiles tierras a los labriegos con dulzura impunemente les habla del nuevo y prometedor mundo que en la luna construyéndose está, mientras mueren asfixiados en las ricas costas del norte implorando por un trozo de pan.