¡Hay que ayudarla a que muera, para que no sufra más!

El amanecer del sábado 11 de abril, comenzó difícil, su mirada era lánguida, y ausente, le costaba apoyar sus patas traseras. Ella muy inteligente, ante el llamado: ¡Amy…acá!, disimuló muy bien (no puede levantarse), y mira para otro lado, se desentiende del llamado, …….. es que no quiere dar el brazo a torcer, tozuda y orgullosa,… disimula su insuficiencia.
Mi compañera, mi amiga, su madre de crianza, duerme, desconoce como viene la mano. Apronto un mate, intento llamar al veterinario, no lo ubico, está en el Interior.
Siento un: ¡Negrito, aah ya aprontaste el mate, me costó despertarme! Yo, escondiendo la situación, enfilo a la cama con el termo y el mate. Ella (mi compañera) a sabiendas del malestar de “Amy” enfila hacia el fondo. No demora en volver: ¡Negro la Perra no se levanta! –Por que decís eso? (sigo disimulando). ¡La llamo y no viene, no se levanta!.
En silencio, arranco los primeros mates, le paso el termo, al rato le digo (porque lo presiento): ¡Flaca, la cosa no viene bien! La miro y sus ojos lagrimean.
A continuación, me levanto raudamente, me decido ir en busca de una veterinaria, que una vez me dejo una buena imagen, la veterinaria “Santa Lucia” del Paso de la Arena. Ensillo mi moto, mi Suzu (una enduro 125), no me falla, hasta allá me lleva, en minutos coordino la visita de un médico veterinario. Poniendo entrega y vocación, en poco tiempo llega el Dr. Carlos García, una revisación minuciosa y dedicada, no augura buenos diagnósticos. Urgente se indica una ecografía. A la hora llega la Ecografa Dra. Martínez. ¿Qué le pasa a la niña? Nuestros ojos ya están empañados, nuestros presentimiento, impregnados con miedo nos gana. Solo le damos el informe del Médico. Ella lo mira, y pone manos a la obra. Son segundos o minutos, el diagnostico es Fatal, “un riñón atrofiado, nunca existió, y el otro seriamente comprometido, solo la diálisis podría salvarla” Nos largamos a llorar………… Comunicación con Carlos, y una frase ya imaginada ¡Hay que ayudarla a que muera, para que no sufra más!, la frase es nuestra, es nuestra decisión. Es cruda, es dura, pero es lo mejor!
Que cosa tiene la vida, esperar que la muerte llegue, o ir en su busca.

Nuestra “Amy”, una labradora de 7 años, lleva su nombre, en homenaje a nuestra amistad (muy grande, la de la pareja). Negra lustrosa, está junto a su Madre de Crianza, que no para de llorar y abrazar, y acariciar su pelaje, Amy hace un esfuerzo y levanta por última vez su cabeza, creo que no entiende nada, menos nosotros, estamos sin consuelo. La decisión está tomada, es cuestión de minutos, o quizás una hora.
Eutanasia se le llama……………………………………….hay que ayudarla a que muera para que no sufra más.
No hay consuelos, llega otro médico, con él viene la parca, la decisión está tomada: ¡hay que ayudarla a que muera, para que no sufra más!
Ella increíblemente, se entrega, ya quiere irse, entiende que el momento le llegó.
Dicen que los Perros no tienen alma, pero ¿porque con su muerte, nos lleva parte nuestra, porque nuestras almas en vida, pierden peso? ¿Por que?
Ella ya no sufre, nosotros en vida nos toca hacer el duelo, porque físicamente, ya no está nuestra “Amy”, sus recuerdos viven en nosotros. Pero que difícil se nos hace, ¡ya no está entre nosotros! ¡Sus olores, sus ladridos, sus miradas, su compañía, ya no está entre nosotros!
Cuanto pesa el alma? Dicen 21 gramos. Dicen que los animales no tienen alma. Pero nuestra amiga del alma, nuestra Labradora Negra de 7 años, ya no está, y con ella, no 2l gramos, se nos fueron kilos de alma.
Yo no creía en el alma de los animales, pero está perra, le ganó a mis conceptos.
Por eso Dios, tenla en la Gloria. Descansa en Paz Amy!

error_outline

Los comentarios publicados en esta sección son entera responsabilidad de su firmante, y no necesariamente representa la posición de LARED21

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje