Tradición marxista

Las categorías y conceptos del marxismo se aplicaron durante el siglo XIX a un capitalismo decimonónico que no es el propio del siglo XXI. Si bien es cierto que el estudio y análisis de la formación social y económica, de las fuerzas productivas, la plusvalía, la infraestructura y superestructura, las relaciones de producción, etc., son útiles para el entendimiento de la realidad económica.
La filosofía materialista de Marx al ser dialéctica e histórica busca también una actualización constante en función del desarrollo de la sociedad, y de la experiencia humana. Las ciencias sociales tienen mucho que decir al respecto.Y la práctica revolucionaria del socialismo científico también según Marx y Engels.
Las investigaciones de Marx pretenden ser científicas y racionales para constituir una teoría dialéctica que sirva para desarrollar, orientar y fortalecer la solidaridad de los trabajadores. Y este propósito es nuevo en la historia de las ideas.
En cierto sentido, el marxismo viene a sustituir, de alguna manera, los ideales religiosos de paz, justicia, fraternidad, solidaridad, igualdad, libertad, etc. Porque la afirmación del ateísmo por parte de Marx y Engels es la conclusión, o el resultado de su proyecto de emancipación humana de la explotación y la opresión. El entusiasmo que propicia la cooperación, el asociacionismo y la justicia social también puede pensarse desde un planteamiento cristiano.
La contraposición entre lo terreno y lo celeste que estaba en las mentes del siglo XIX no es algo inexorable e inevitable. Se puede pensar en mejorar al máximo las condiciones de vida de los hombres, sin negar la existencia de Dios. No podemos demostrar o probar su existencia, pero esta no es, a mi juicio, la cuestión clave, en relación con el problema de la injusticia y la desigualdad.
En todo caso, es evidente el gran impulso que dieron los dos creadores del marxismo a la ciencia económica y a la filosofía de su tiempo, ya que escribe Eloy Terrón: «Lo que exigían Marx y Engels era una ciencia para dirigir con eficacia todo tipo de actividad humana y, como culminación de toda acción, una imagen del universo que dé sentido y significación a la vida humana».

Además Karl Marx era consciente de la necesidad de estar abiertos a para recibir e integrar las nuevas aportaciones de las ciencias. El propio Marx afirma que no se considera marxista. Porque de lo que se trata es de orientar de un modo riguroso y profundo la acción de los hombres en su vida, y en su realidad social y política. Puesto que la recopilación de las diversas experiencias que ofrece el estudio de la historia, y de la propia época en que se vive proporciona enseñanzas valiosas.
Frente a un planteamiento dogmático el marxismo afirma que el mundo está en constante transformación, y, por tanto, las soluciones a los desajustes económicos y sociales deben ser abordadas con análisis rigurosos utilizando las metodologías actuales de las ciencias sociales.
La emancipación de todos los hombres y mujeres de cualquier clase de explotación y opresión es un objetivo plenamente válido hoy en día. Marx en sus Reflexiones de un joven al elegir su profesión escribe: «Cuando el hombre sólo se preocupa de sí mismo puede llegar a ser, sin duda, un famoso erudito, un gran sabio, un excelente poeta, pero nunca llegará a ser un hombre perfecto, un hombre verdaderamente grande».
En efecto, la construcción de una sociedad sin clases, mucho más igualitaria responde al deseo de Marx y de Engels, y esto es algo que puede pensarse como deseable, también en nuestro presente, por medio de la justicia y la solidaridad.

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