Nelbia Romero: otro duelo para el arte uruguayo

El pasado viernes 3 de abril, murió la destacada artista plástica y docente Nelbia Romero.

Una semana de asueto que bajó las cortinas de comercios y oficinas, incluidas las del Estado, impidió que la noticia trascendiera más allá de las redes y su círculo de amistades.

Había nacido en 1938 en Durazno, donde comenzó su formación en el Taller Municipal de Artes Plásticas entre los años 1959 y 1960. Se trasladó muy joven a Montevideo, continuando su formación en la Escuela Nacional de Bellas Artes (1962-1966) y en la Escuela del Club de Grabado de Montevideo (1968-1970).

Entre sus muestras más relevantes figuran sus instalaciones Salsipuedes en la Galería del Notariado (1984), Más allá de las Palabras en el Centro de Exposiciones del Palacio Municipal (1992) con curaduría de Alicia Haber, su retrospectiva en el Museo Figari (2005), Memorandum en el Taller Municipal de Artes Plásticas de Durazno (2009) y su última instalación en el Museo Blanes (octubre de 2011). Expuso también en la Bienal de la Habana y en la Bienal del Mercosur.

Fue distinguida con una Beca Guggenheim en 1994 y posteriormente con el Premio a la Trayectoria Artística de la IM de Durazno (2004), culminando con el Premio Figari (MEC/Banco Central) en 2005.

Desarrolló paralelamente, una larga actividad docente en Montevideo y en el Interior, formando a generaciones de artistas plásticos y diseñadores. La defensa de los derechos de las mujeres fue parte de su amplio compromiso político, que aplicó a todas sus áreas de trabajo y de vida.

“Oriunda del interior más profundo y siendo mujer en una sociedad que limitaba (y todavía limita) las posibilidades de desarrollo profesional en función del sexo, se constituyó en pionera en expresiones y temáticas, fundada en sólidas bases teóricas y en una constante labor de formación culminada, en ocasiones, en el trabajo curatorial con algunos artistas que fueron sus alumnos”, expresaba Walter Cancela, responsable de las muestras correspondientes a los artistas galardonados con el Premio Figari.

Habiendo trabajado toda la vida con gran generosidad y poca cobertura laboral -privada, estatal o municipal- pasó por una precaria situación económica hasta que por iniciativa del MEC le fue otorgada una pensión graciable en 2009. Sus problemas de salud se agravaron en los últimos años y un paro cardíaco acabó con su vida. Tras un breve velatorio realizado el pasado domingo, su cuerpo será cremado según su voluntad y sus cenizas, esparcidas en el río Yi de su ciudad natal.

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