Tragedia aérea

Ante el terrible accidente de aviación ocurrido en los Alpes en el que han fallecido 148 personas, considero apropiado dar mi opinión, sobre algunas cuestiones relacionadas con los sistemas de comunicación de los aviones comerciales de pasajeros. No se sabe todavía, si la causa del accidente es por fallos técnicos, o si ha sido un atentado. A la espera de la investigación es preciso mantener la prudencia y la cautela.
Aunque la tasa de accidentes en la aviación comercial por número de vuelos es muy baja, y es el sistema de transporte más seguro, si lo comparamos, con los automóviles y la navegación, esto no supone que no se pueda mejorar la seguridad.
Desde mi punto de vista, estoy convencido de que es necesario que los aviones dispongan de sistemas más sofisticados y completos de comunicación con la torre de control, o con los servicios de auxilio correspondientes. Ya que en una situación de emergencia en el propio aparato en vuelo, el piloto y el copiloto e incluso la tripulación del avión podrían comunicar lo que sucede en tiempo real, y dispondrían de la ayuda, información y orientaciones para intentar resolver los problemas graves o muy graves que se puedan presentar.
Con la tecnología actual y con agencias espaciales como la NASA y la Agencia Espacial Europea, que pueden asesorar e informar, creo que no sería demasiado difícil, a mi juicio, mejorar y sofisticar el grado de comunicación posible, en caso de necesidad, entre la tripulación de cada avión y tierra.
Ya se sabe que los accidentes suelen ser provocados por fallos o concatenaciones de los mismos, y no todo puede ser previsto, y el alcance del azar y lo fortuito es amplio. Pero todo lo que sea aumentar, considerablemente, la comunicación en cada momento del vuelo entre la cabina del avión y los equipos de seguimiento en tierra, me parece esencial, para incrementar, lo más posible, el nivel de seguridad. Al menos se habrá conseguido hacer, todo lo humanamente posible, para la evitación de los accidentes, aunque se sigan produciendo, por desgracia. Es verdad que no existe el riesgo cero.
Porque aunque volar sea muy seguro, según los datos estadísticos, esto no sirve de nada a los que mueren en un accidente de aviación, y a sus familias y amigos. Además, lo terrible de la inmensa mayoría de los accidentes de aviación es que los pasajeros están, generalmente, completamente a merced de las circunstancias, más que en otros tipos de choques o siniestros, por ejemplo en la carretera, en los que la suerte puede influir en mucha mayor medida. Incluso en los accidentes marítimos, en algunos casos, existe un margen de buena fortuna y de esfuerzo que evitan la muerte, por lo que pueden no ser tan letales.

Los familiares y amigos de las 45 personas españolas muertas en este accidente, y del resto de fallecidos, la mayoría alemanes, y creo que también de otras nacionalidades, están siendo apoyadas a través de los gobiernos y autoridades de los tres países afectados. El apoyo psicológico que se está ofreciendo a las familias es lo indicado ante este terrible accidente que llena de dolor.

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