Ausencia y presencia de Raquel Tibol

Unas semanas después del fallecimiento de Raquel Rabinovich, su vida y obra vuelven a estar presentes entre artistas plásticos, estudiantes, estudiosos, historiadores y lectores de la vida cultural mexicana y de nuestra América en el siglo XX. Durante 91 años fueron notorias las presencias de Raquel Tibol en la provincia argentina de Entre Ríos, luego en Buenos Aires, años después, y por un tiempo considerable, en Santiago de Chile, de donde viajó a la patria de José Clemente Orozco invitada por Diego Rivera en 1953. La argentina-mexicana estuvo en contacto con la poesía y las artes visuales desde su infancia en Basavilbazo, aquella ciudad conocida como la capital de los trenes, que sirvió de refugio a centenares de judíos provenientes de Europa Oriental a partir del año 1894.
Leer y recitar poesía era una costumbre en el hogar entrerriano donde Raquel crecía como la sexta hija. Sus hermanos mayores invitaban a los amigos a declamar. Era el año 1927 y en Basavilbazo su madre fundó una biblioteca y promovió un cine-teatro. La infancia y adolescencia feliz de los hermanos Rabinovich fueron interrumpidas por la muerte de la progenitora y activista cultural. Los integrantes de la familia decidieron ir a residir a Buenos Aires en busca de oportunidades educativas y laborales. En la capital argentina, mientras transcurría el año 1936, la adolescente Raquel acudía a bibliotecas y visitaba museos y exposiciones.
La Facultad de Filosofía y Letras de la universidad bonaerense albergó a jóvenes enamorados de cuentos, ensayos, narraciones, novelas y poesías. Comenzar es la esperanza, fue el primer libro escrito por Raquel Tibol que la llevó a recibir, en 1950, un galardón con la firma de Jorge Luis Borges. En el terreno político, Juan Domingo Perón, se perfilaba como un conductor histórico. La escritora tenía preferencias por el pensamiento de izquierda aunque nunca militó en partidos políticos. Se casó con Sergio Leonardo, autor de Arrabal, hombre aferrado al tiempo.
Luego de que su primera hija cumpliera dos años y tras una crisis matrimonial, Raquel, decidió separarse de Sergio y viajar a residir a Santiago de Chile donde participó en radiodifusoras culturales en los años 1952 y 1953. Allí conoció a Margarita Aguirre quien se desempeñaba como secretaria de Pablo Neruda. Intelectuales y políticos chilenos preparaban un encuentro de la cultura latinoamericana. Tenían muchas expectativas por la invitación al muralista mexicano Diego Rivera. Cuando se concretó su presencia, Raquel fue contactada por los responsables del diario argentino La Prensa quienes le solicitaron realizar una entrevista exclusiva al pintor. Éste accedió con la condición de publicarla en entregas y que en la primera el tema central sería la obra de Frida Kahlo.
El Congreso Continental de la Cultura se desarrolló exitosamente en la patria de Pablo Neruda. Allí Raquel conoció y mantuvo contacto con Diego Rivera, Jorge Amado, Nicolás Guillén, Oscar Niemeyer y Salvador Allende Gossens, senador socialista, siempre entusiasmado con los proyectos culturales y de integración regional. Tras la publicación de la entrevista a Rivera, corresponsales, enviados, lectores y pintores de Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú, y Uruguay mostraron interés por la obra de Frida Kahlo. En medio de las emociones por los intercambios de proyectos y la gran recepción que tuvo el muralista mexicano surgió la invitación para que Raquel Tibol viniera a trabajar y residir en México.
Los collages, dibujos, esculturas, fotografías, grabados, instalaciones, paisajes y pinturas mexicanas cautivaron a la crítica de arte, quien se nacionalizó mexicana en 1961. Analizó y estudió con pasión las obras de Diego Rivera, Frida Kahlo y José Clemente Orozco. Su primer trabajo periodístico en México fue publicado en el suplemento México en la Cultura, del diario Novedades y consistió en una entrevista a Luis Buñuel. A partir de entonces visitaba acuciosamente las galerías y museos, conversaba con autores, promotores y críticos, para después escribir sobre el estado de las artes plásticas. Julio Scherer la invitó a participar en la revista Proceso desde su fundación en 1976. Su columna apareció de manera casi ininterrumpida hasta el año 2000 cuando anunció su retiro del periodismo a causa de problemas que deterioraron su salud.

Su ausencia en los medios fue lamentada hace 15 años por artistas, críticos y lectores. Adriana Malvido agradeció públicamente “el magisterio de Raquel”. El historiador Renato González destacó la posición franca que tenía la autora del libro Época moderna y contemporánea, perteneciente a la colección Historia general del arte mexicano. “Ponía en primer plano sus argumentos frente a todo lo demás”, escribió González. Unos años antes, José Emilio Pacheco, al presentar la edición de José Clemente Orozco. Una vida para el arte, en 1984, destacó el trabajo “infatigable y lúcido de Raquel Tibol”. Aseguró que cada artículo, columna y libro de la crítica de arte, constituían modelos de claridad y de organización.
Autoridades, estudiantes y trabajadores de la UNAM le realizaron un sentido homenaje en 2004 por su contribución a la crítica de las artes en México. Recordaron las emisiones del programa radiofónico Museo en el aire, transmitido por la emisora universitaria que tuvo gran audiencia. Le interesaba también la política y en ocasiones sus comentarios provocaron debate y polémica. Cuando recibió un galardón en el Palacio de Bellas Artes, con ocasión de su cumpleaños número 90, el 11 de diciembre de 2013, cuestionó a los senadores que habían aprobado la Reforma Energética propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto. Allí destacó la lucha política y social de Andrés Manuel López Obrador, ex candidato presidencial de centro-izquierda. Invitó a los jóvenes a prepararse, analizar y observar detenidamente para no ser engañados. Siempre defendió el arte mexicano y reconoció la obra y los aciertos de escultores y pintores de otros países como Miquel Barceló, de España, y Fernando Botero, de Colombia, destacando su trabajo sobre los prisioneros de Abu Ghraib.

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