Cuando la palabra ilumina

«Los sinceros pensamientos que los lideres al viento lanzan, la bendición de sus pueblos obtienen cuando una gran tarea se proponen comenzar»
Este pequeño encabezado alude a la fuerza que una idea desarrolla sobre la conciencia de los pueblos que pretenden en su intimidad, coherencia entre la palabra empeñada, y la tan deseada actitud jamas exenta de dificultades cuando se lucha por la dignidad y la justicia ante la capacidad de organización mil veces demostrada, por el gran capital.
La esperanza que por tanto tiempo desvanecida anduvo después de tanto esperar, su recompensa tuvo en un gobierno duradero que en la historia quedara como el primero de izquierda en nuestro querido Uruguay, manejado con mucho tino y sobriedad por quien hoy la base en su liderazgo confió y una promesa en el albor del siglo veintiuno este a su pueblo antes de asumir le lanzó.
Todos conocemos la impronta que José Batlle y Ordoñez a principio del siglo pasado, en medio de una soledad ideológica atroz, nos dejó.
¿Quien en su sano juicio puede obviar la gigantesca figura que cabalgando sobre el lomo de un partido moralmente destrozado, con sus aptitudes un lugar en la historia de nuestro país se labró?
Nadie en aquel entonces se imaginaba el desastre que causaría lo que el personaje de marras en medio de una total soledad, al incipiente liberalismo ingles con un apasionado amor se entregó.

Hoy tristemente azorado vemos, como aquello que comenzó con un humilde intercambio de bienes, productos y servicios hace cien años atrás en la bestia que se convirtió.
Es dantesco el egoísmo y la pobreza de espíritu que personajes pertenecientes a viejos partidos de nuestra sociedad defiendan a capa y espada un modelo que lo que menos desea es el orden y la organización para esta parte del mundo, teniendo bien claro estos personajes de marcados intereses caseros, que en ese tétrico sistema se engendró toda la putrefacción que campea hoy en el tan cacareado mundo occidental.
Creo entender la mirada de largo alcance que el presidente Tabare Vasquez a través de la palabra al pueblo le confesó, al comparar este nuevo siglo que comienza, con aquel que todos vimos tristemente, en lo que se convirtió.
Entiendo que esa promesa cargada de amor lleva en sus sentimientos el total convencimiento que no se está solo en esta lucha, que hoy el continente cuenta con una camada de líderes que supo poner a la región en el lugar que siempre se mereció y que plenamente entendió que la batalla está hoy en el glorioso territorio de las ideas y, jamás por los mezquinos caminos que es el de la manipulación y la mezquindad que ofrece el tratado de bienes y servicios cuando se carece de algo que ellos aborrecen y que se llama controles.
Nadie esta evaluando la perfección que pretende un cambio de paradigma, solo estamos disfrutando de las extensas y fértiles praderas que nos pertenecen mientras cabalgamos.