Derecho a consultar webs

La lucha preventiva contra el yihadismo es algo necesario, pero con unos ciertos límites. El derecho a la privacidad de las comunicaciones debe ser respetado, y también el libre acceso a la información tanto en Internet como en otros medios: radio, televisión, prensa, libros, arte. cine, teatro, etc.
Lo que es irracional, injusto e incoherente es que se pretenda castigar con cárcel el libre acceso de los ciudadanos a servicios de comunicación en línea o páginas webs, concretamente, las referidos a redes yihadistas en nuestro país. En mi opinión, esta medida, si llega a aprobarse y adquiere rango legal, estoy convencido de que es claramente inconstitucional, y no respeta tampoco los Derechos Humanos. Porque, aún en el supuesto que esto se haga habitualmente, cada persona es libre de investigar o de informarse por Internet acerca de lo que considere o desee.
Que se persiga con todos los medios policiales de investigación al yihadismo que pretende desestabilizar y cometer atentados terroristas es razonable y apropiado. Lo que no lo es, a mi juicio, es que se penalice la simple curiosidad, o el afán de saber sobre estas cuestiones del terrorismo.
En una línea parecida, hasta cierto punto, se expresa el Primer Ministro británico Cameron, ya que llega a decir: o hay libre acceso a comunicaciones privadas o se prohíbe WhatshApp. Afirma que los servicios de inteligencia deberían poder leer todos los mensajes electrónicos. Y pretende aprobar una ley en este sentido. Me parece desproporcionado, porque volatiliza el derecho a la privacidad de las comunicaciones. Ya que, en circunstancias especiales, los jueces pueden dar permiso para la intervención de las comunicaciones, por tanto, es innecesario matar moscas a cañonazos, y disculpen por la expresión.
El aumento de la amenaza terrorista no debe ser motivo de obsesión. Y la policía y las agencias de seguridad e inteligencia, ya poseen muchos medios para investigar, sin necesidad de disminuir cada vez más la libertad y privacidad de los ciudadanos. Porque si esta actitud va a más, llegará un momento en que, en todos los ámbitos de la vida privada, cada persona estará vigilada día y noche, por si acaso es terrorista. Y no se debe ir hacia este estado de cosas, por el bien de todos.
Todo lo que sea prevención del delito y del terrorismo está bien, pero no es adecuado eliminar la distinción entre lo público y lo privado en la vida de cada ciudadano. Porque, si esta diferenciación desaparece, estaremos en estados, con un cierto nivel de intromisión injustificada en los libres comportamientos de los sujetos.

Es acertada la elaboración de leyes o medidas contra el terrorismo yihadista, pero desde la sensatez y la prudencia, y no pretendiendo regularlo absolutamente todo, porque no es posible. El riesgo cero no existe en la existencia humana. Procurar una mayor seguridad para todos es lo coherente, pero partiendo de la base de que no se pueden eliminar todos los riesgos.
Puesto que aunque se aprobaran y aplicaran medidas draconianas de control de Internet y de las comunicaciones, tampoco se lograría la seguridad total. Porque son incontrolables todas las libres comunicaciones de todos los habitantes de nuestro mundo.

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