Mayo es otro partido

Los buenos resultados obtenidos por el Frente Amplio en las recientes elecciones, han despertado buenas expectativas en militantes y dirigentes de cara a los comicios departamentales que se desarrollarán en mayo del año próximo.

La reforma constitucional plebiscitada en 1996 -implementada a partir del año siguiente- modificó el sistema electoral hasta entonces vigente, entre otras cosas otorgándole mayor relevancia a la elección departamental (que fue separada de la nacional) y permitiendo así mayor autonomía al ciudadano a la hora de elegir sus respectivos gobernantes. Las nuevas reglas de juego impidieron entonces el “efecto arrastre” que el viejo sistema generaba donde todos los cargos se definían en una misma elección.

Además, el nuevo sistema electoral permitió también ganar mayor relevancia a los liderazgos locales, quienes se transformaron en piezas claves para las expectativas de sus partidos en cada departamento.

Por otra parte, la aparición de la figura de los alcaldes que se votó por primera y única vez en la elección 2010 fue un hecho que en cierta medida significó una ventaja para los partidos tradicionales y una desventaja para el FA, teniendo en cuenta la presencia histórica de los caudillos locales blancos y colorados donde -sobre todo en localidades del interior profundo- siguen teniendo una fuerte influencia (quizás menos que antes pero aún importante) lugares donde la izquierda no ha sabido penetrar durante décadas dado su origen capitalino y su ética tradicionalmente contraria a ese estilo de liderazgo.

¿Por qué entonces el Frente en la elección nacional sigue creciendo en el interior mientras en la departamental no logra en muchos casos siquiera retener la votación de octubre? [1]

En primer lugar, el éxito en lo nacional radica en la gestión y también está dado por los referentes y/o liderazgos nacionales, como lo es en particular la figura del presidente José “Pepe” Mujica.

Los resultados que el FA ha obtenido en octubre no necesariamente se han extrapolado a lo departamental debido al peso de los liderazgos nacionales en la primera instancia mencionada, quienes en el segundo caso pierden peso a merced de los referentes locales que pasan a ser principal centro de atención del electorado.

Una única excepción a esta regla es la elección 2005, cuando el FA accedió por primera vez a gobernar departamentos del interior, aunque en ese caso se ha hablado también de “efecto arrastre” ésta vez vinculado a una “luna de miel” entre el electorado y el partido que por primera vez había alcanzado el gobierno nacional pocos meses antes.

Una segunda observación es, teniendo en cuenta la preponderancia que ganaron los liderazgos y/o referentes locales que aspiran al sillón de la comuna, en varios departamentos del interior (como Paysandú) y específicamente en el caso del Partido Nacional, quienes aspiran a ello suelen hacer campaña desde muy tempranamente. No ha sido así en el Frente Amplio, donde históricamente ha sido compleja la selección de candidaturas para dicha instancia y a la vez realizada “sobre la hora”, por lo tanto con poco margen de tiempo para realizar campaña.

El Frente fue en octubre primera fuerza en 13 departamentos del interior. Sin embargo, la carencia de liderazgos o referentes locales, más la falta de preparación y la ausente proyección de figuras para aspirar a la Intendencia, en muchos de los departamentos (aún en los que triunfó) es sin dudas uno de los grandes temas sobre los cuales el oficialismo debería comenzar a trabajar en algún momento.

Es cierto que el FA tiene grandes chances de retener y ganar en varios departamentos en mayo próximo, pero mientras no haya referentes a los cuales se les dé mayor visibilidad (durante los cinco años que dura una gestión) sin dudas el trámite va a seguir siendo complicado para una fuerza política que cuenta con un gran respaldo de los ciudadanos del interior a su gestión nacional pero que sin embargo no ha logrado seducir a nivel local a la ciudadanía en varios departamentos. Quizás también en algunos casos como Paysandú, la falta de una visión estratégica departamental de largo plazo sea otro de los debes y dificultades que el FA sigue teniendo.

Por lo pronto, el desafío y las chances dependen en mayor medida del propio Frente y aún más allá de las valoraciones que la ciudadanía pueda tener de las gestiones departamentales blancas o coloradas vigentes.

Mayo sin dudas, siempre es otro partido para el FA.

*Juan Pardo es politólogo egresado de la UDELAR.

[1] A manera de ejemplo, en la elección 2009 el FA fue primera fuerza en San José con 43% de los votos, mientras que en mayo pasó al segundo lugar obteniendo tan solo el 35% o el caso de Soriano donde obtuvo respectivamente el 44% y 34%.

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