Los «pitucos» no saben de espejos

Si hay algo que nunca termina de asombrar, es la incapacidad de análisis, de introspección crítica, que tienen los llamados “blancos”, porque, realmente éstos no son blancos, son simples unitarios, “pitucos”ensoberbecidos por la codicia o la ambición de coronar sus éxitos económicos con el lustre que dan las posiciones de poder. De poder por el poder mismo. Porque propuestas para la gente no tuvieron, salvo la negación de todo, el sus posiciones negadoras de la realidad. Si bien, por el viento de cola. Si mal por la incapacidad del equipo económico. Ahora hay que ver los análisis que hace Analía Piñeirúa, la ex-ministra de trabajo de Cuqui, respecto a los resultados electorales. Resulta que el problema es que , debido al asistencialismo, los pobres fueron “comprados” por el “populismo izquierdista”,que habría cultivado el “ocio rentista” entre los pobres. Muy interesante explicación de su fracaso, más si se olvidan, de que fue el Cuqui el que tras su nefasta gestión dejó tercero al Partido Nacional, en el 95. Y si estiraron la cosa fue por medio dela “concertación”, por la cual se repartieron todos los cargos de gobierno entre dos, blancos y colorados, sin tener en cuenta de que el segundo partido ya no era el blanco o el colorado, sino el FA, y en ese caso debía ser otro el “tercero excluido”por la ley de lemas , por el fantástico y casi centenario 3 y 2,”el pacto del chinchulín”. Por supuesto que luego Jorge lograría el milagro de dejar tercero al Partido Colorado al desfondar al Uruguay, tras una quiebra que llevó al suicidio a cientos de orientales súbitamente arruinados, pero que no le movió un pelo a los autores del desfalco. Los Peirano fueron guardados ,para su seguridad, en la Cárcel Central, hasta que se pasara la bronca y Jorge salió ileso ,sin ninguna bala en el cuerpo,de su irresponsable regalía a los hermanos Rohm, de 100 millones de dólares, luego de haber dejado que se fugaran todas las reservas del Banco Central puso el “corralito” para los pobres de solemnidad, porque los otros , los amigos , ya habían sacado todo lo que tenían que sacar.
Y, luego de este panorama, la señora ex-ministra de trabajo, sostiene que el éxito del Frente Amplio se debe a que prácticamente “sobornó” al pobrerio. Esta fácil explicación podría revertirse en el sentido de que los que no lo votaron fue porque lo fueron agraciados por el soborno, o tal vez, sintieron que les estaban obligando a contribuir, involuntariamente, en la colecta, sin recibir nada. ¡ Así no se puede pensar! ¡Es una suerte que el pueblo les haya dado la espalda puesto que gente tan mediocre no puede estar al frente de la cosa pública! ¡ No se les puede ni confiar un mandado al boliche de la esquina porque se quedan con el vuelto! Y esto no es exageración, si recordamos la trayectoria de Grenno y cia en el Banco de Seguros del Estado.
Aquí estamos ante el típico pensamiento elitista unitario. Odian a los hombres con carisma, esos que arrastran multitudes, sean Napoleón, Artigas, Rosas, Perón , Chávez , o el Pepe. Ellos prefieren los grupos chicos, las organizaciones de conspiradores, “los partidos de ideas”,aún hasta los grupos de acción directa, pero siempre entre la “gente superior”,nada de “chusma”. Por eso el pueblo, en su infinita bondad y fino sentido del humor, les apoda “los pitucos”.
El unitarismo es una ideología sectaria por el cual los “iluminados” por las ideas de la civilización y el progreso, deben imponer a palos a los pueblos su sistema político. Nunca cuentan los muertos entre el pueblo cuando se hacen esas matanzas ejemplares por parte de los pretorianos de turno, pero sí ,¡guay! que les toquen uno de los de ellos. Lanzan su furia oligárquica contra los civiles desarmados valiéndose de la fuerzas armadas como si fueran sus perros de guerra.
Ahora, cuando los pueblos logran conductores que les permitan acceder al poder y afianzarlo mediante el voto universal, como el “Pepe”, entonces aparecen los “republicanos” de altillo, esos que conciben a la república como una logia de mercaderes. Ante el triunfo del pueblo, generalmente expresado por algún carismático conductor que logra sintetizar sus aspiraciones y sentimientos, los “republicanos de altillo” se sublevan. Salen a golpear las puertas de los cuarteles, donde revistan muchos de sus “niños bien”, o pergeñan lo que ellos llaman “el fraude patriótico”, como el que hicieron en 1971 y le birlaron a Wilson las . Luego bien se sabría quienes estaban tras las botas, cuando medio partido nacional y casi todo el partido colorado , les hicieron los deberes burocráticos a la junta militar y se dispusieron a llenar sus “consejos de estado” o sus ministerios y organismos del estado. Pero , “las instituciones estaban a salvo”.
Bien, estos , que como decía Napoleón Bonaparte de los Borbones franceses, que “no habían aprendido nada de su exilio” . Los rosados, padecen de esta inopia para verse a si mismos en perspectiva histórica.

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