Entre la irresponsabilidad y la hipocresía

Indignación y también vergüenza ajena, son dos sentimientos muy fuertes que en los últimos días me ha generado escuchar o leer algunos informes de prensa sobre el caso de la adolescente asesinada en Maldonado. Lo mismo que me ha provocado escuchar declaraciones de un excandidato presidenciable con genética fascistoide.

Fueron muchas las tapas de diarios y portales en internet que se ocuparon de la trágica noticia así como reiterados los flashes informativos de noticieros televisivos, que una vez más apostando al sensacionalismo, acapararon la atención de la población en los últimos días.

Sin embargo, más que informar la tendencia de las crónicas desde el primer momento apuntaron a un “culebrón” donde -una vez más- abundaron los chusmeríos sobre la vida privada de la víctima y su entorno, más que el victimario.

Se trata de una forma de manejo de información que responde a una cultura patriarcal y sexista donde el énfasis más fuerte se pone sobre especulaciones de la personalidad de una joven. Especulaciones que se sobredimensionan por el papel de las redes sociales, donde mucha gente se suma al “efecto bola de nieve” generado por los medios. Y así es como durante semanas, uno puede leer o escuchar comentarios donde los cuestionamientos apuntan principalmente a la víctima, por el solo hecho de ser mujer.

Este manejo de los medios ha llevado incluso a organizaciones feministas como Cotidiano Mujer a movilizarse en contra de la cobertura realizada a la cual acusan –con total razón- de ser “sexista, estigmatizante y criminalizadora de la pobreza”. Pero además el propio sindicato de trabajadores (APU) hizo una declaración pública en los últimos días por éste tema, en el cual recuerdan la existencia del Código de Ética periodística y el Código de la Niñez, documentos que una vez más han sido violados por algunos medios de comunicación. Y hasta el propio INAU también hizo un comunicado cuestionando y llamando la atención a algunos medios “por las especulaciones de la vida privada de la víctima realizada por la prensa”.

Una primera cuestión que surge y que quisiera compartir es: ¿hubieran difundido tanta información privada de la víctima, si la misma provenía de una familia rica y de un barrio vip? Tampoco sería necesario ni justificado que en ese eventual caso se especulara con dicha información, pero seguramente el tratamiento hubiera sido muy diferente (y ya existen antecedentes para afirmar ello).

¿Y si la víctima era un hombre? ¿Las especulaciones sobre la vida privada hubieran tenido la misma magnitud que como sucedió con Yamila? Una vez más ha quedado demostrada la cultura patriarcal machista vigente en nuestra sociedad.
En segundo lugar, es necesaria la implementación de la Ley de Medios que regule y sancione a los «periodistas” (sí entre comillas porque quienes trabajan con afán de vender noticias no merecen llamarse periodistas) que dejan de lado la ética a la hora de ejercer su oficio. Se trata de una ley que precisamente apunta no solo a democratizar la información (lo cual es fundamental) sino también a mejorar la calidad de la producción periodística.

No debemos olvidar tampoco que el peligroso poder mediático ha llevado en ocasiones a condenas sociales erróneas sobre supuestos culpables que no fueron tales y son varios los ejemplos que se pueden encontrar en los últimos años en este sentido.

Por otro lado, en este caso desde la clase política, otro que sigue sumando puntos en contra es Pedro Bordaberry que además de seguir enterrando al histórico partido que representa y en un acto de miserable oportunismo sigue porfiado en estigmatizar a los adolescentes como solución mágica a la inseguridad pública. Recientemente en la ciudad de Florida (ante una multitud de 20 personas) mostró su preocupación por la tragedia y recordó que la joven “fumaba marihuana”: adolescentes y drogas, la gran causa de la inseguridad en el país según Bordaberry y de muchos de los que se sumaron a la campaña para bajar la edad de imputabilidad.

Mientras la inseguridad principal sigue estando “puertas adentro”, siendo que las muertes por violencia doméstica en Uruguay alcanzarán una cifra récord este año(1) , hay quienes siguen empecinados en culpar y condenar a jóvenes y adolescentes.

A su vez, resulta paradójico que la clase política reaccionaria que sigue reclamando medidas para la inseguridad, es la misma que reclama que si bien no se llegó al 50% para la reforma “debe escucharse al 47% que sí la votó”… pero a la misma vez son los que dicen que el partido que logró el 48% de los votos en las urnas “es minoría”.

No más hipocresía. Más coherencia a la hora de hablar y actuar. Más respeto de dueños y trabajadores de los medios a la hora de hacer su trabajo, el cual debe realizarse de manera digna y profesional.

1- Las muertes por violencia doméstica en el primer semestre de este año significaron el 19% de los homicidios totales.

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