Marcelo no está…

Marcelo Paulo Viera Pereira tenía 39 años y aparentaba 50. Le gustaba el vino y pintar paisajes que inventaba en pedazos de cartón.

Siempre-siempre dormía con un perro al lado, en la vereda, en Ejido casi Soriano, junto a la cortina metálica de un comercio.

“Las cosas de la vida” lo llevaron a sobrevivir así, alternando el cuidado de coches con mandados a los vecinos más viejos y más solos, mangueando a lo sumo algún cigarrito o un bocado de esos que a veces van a parar a la basura, rescatando cosas de cierto valor de los contenedores, vendiéndolas para hacer un pesito más…

En los alrededores, lo conocía todo el mundo y no es poca la gente que lo estimaba sinceramente. Era de la estirpe de los callejeros que se hacen querer sin tener nada que fingir y en los que podés confiar tranquilamente…

El miércoles 12 de noviembre, de madrugada, un desgraciado de m… le partió el corazón de una puñalada para afanarle 80 pesos…

“El Pelado Marcelo” no aparecerá en las estadísticas sobre “inseguridad ciudadana”, pero muchas y muchos de los que viven ahí y de los que trabajamos en la zona, largamos un merecido lagrimón al saberlo muerto, y algunas vecinas arriman unas lindas florcitas al pié del árbol donde “Negrito”, el cachorro inseparable de Marcelo, solía alzar alegre la patita…

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