Un porotito para los informativos

No puede sorprender a nadie, es más, si se piensa de forma lógica, el triunfo de lo trágico-emocional como medio de dominación de masas. Hay un millón y pico de personas que creen que encerrando al 4% de los delincuentes de este país, el problema esta casi solucionado. Yo me niego a creer que tantos infractores le hayan hecho daño, ya sea directa o indirectamente a esta cantidad de personas. Ahora…, más allá del dolor de las víctimas, y aclaro que si alguno de estos menores incurriera en dañar algún ser querido (o no querido) sin duda que querría la peor de las penas. Está la forma de decidir de las personas, es decir, en una mini encuesta casera que realice a conocidos detecte que la mayoría de los que apoyaban el “si”, no habían leído ni siquiera la enmienda que buscaba agregarse a la ley.
Es decir, votaron sin saber lo que votaban, votaron los que otros le decían que iba a suceder si votaban. Es que con la avalancha inclemente, inmisericorde y diaria de tragedias y dolores, la realidad de los informativos no tiene nada de esperanza para brindarnos. En este país, todo es crimen, violación, muerte y tragedia, si uno se guiara solo por los medios se terminaría suicidando a los pocos días. Para los “informativos”, en el Uruguay nadie es altruista, nadie realiza una buena acción digna de informarse, en la hora de datos sesgados de la realidad que todos compartimos, 50 minutos son dedicados a crear indignación, miedo, bronca, fastidio, y de eso al odio hay solo un paso, y de esto a la violencia un paso más.
Más aún si la dieta es diaria, quién crea que nuestro cerebro no lo capta, pues se equivoca, y sino dígame si usted no termina tarde o temprano tarareando algún yingle o canción sin siquiera saber porque la tararea. La ingesta subliminal, lenta pero segura de un solo tipo de información, acompañada por la inefable carga emocional, ha hecho maravillas. Pensemos que el problema mayor no es ese 4% que delinque, sino el restante 96%, pero cuando día a día, hora a hora solo se muestra una cara de la moneda, nos terminaremos olvidando de la otra. Estos grandes estudiosos de Joseph Goebbels, el ministro nazi que con un micrófono en sus manos y sin imagen alguna convenció a millones, siguen sus pasos pero con un arsenal tecnológico de última generación.

Desde la vieja y querida “hay que matarlos de chicos” “los menores son mas jodidos”, y la no menos “quisiera ver si a los que apoyan el “no” le matan a un hijo”, la manipulación emocional es casi perfecta. Impulsivos como somos, ya que primero damos palo y después pensamos, (no sea cosa que alguien se nos adelante), comenzamos un enfrentamiento pueril y superficial contra el otro, que hace las delicias de los planificadores de la segregación social. Los proyectos de ley para esta baja son textos desconocidos para la mayoría. Lo único vital era votar para que “se haga algo”, sin importar los medios y ni siquiera de donde se iban a sacar los medios. Las huellas emocionales de la ingesta diaria, son insertadas para permanecer por un largo período de tiempo. Eso si…, después del 2002 me quede esperando (y aún espero) que algún partido o político, haga una campaña para renovar las leyes que condenan los delitos de guante blanco. Con la complicidad alevosa de “TODOS” los políticos las leyes del siglo 19 que condenaron a los peirano y su larga compañía, siguen esperando por ser al menos retocadas. Ahí si que se cometieron ilícitos, ahí si que murió gente, no de forma inmediata, sino que siguen muriendo de a poco en una agonía que le va a durar toda su vida. Porque en la agonía se sufre más que en la muerte. Los paladines truchos del orden social y de la paz mundial jamás van a ir en contra de quienes los alimentan, esta es la política del capitalismo, y un favor se debe pagar con otro.

Mientas tanto disfrutemos de su realidad trágica y patética, los esbirros de sonrisa relajada y traje impoluto, nos siguen mostrando “su” realidad, la que hay que observar, repetir, tragar sin masticar, y en definitiva…, obedecer.