El desafío está servido

No hay caso.
Como en los días previos, la instancia electoral volvió a asumir la apariencia de una masiva apuesta de muy poca sustancia racional y de muy mucha algarabía de fanatismo de tahures compulsivos. Las primeras horas posteriores, además, resultan para el común de los mortales un verdadero y “emocionante” galimatías procurándose interpretar la significación “objetiva” de numeritos y porcentajes “oficiales” y “extraoficiales” tan manipulables y efectivamente manipulados como antes lo fueron los numeritos y los porcentajes surgidos de dudosas encuestas que invariablemente lo único que reflejan es un panorama interesadamente flechado.
En lo que mejor se desempeña la clase dominante y sus publicistas a sueldo, sin duda, es en caricaturizar y falsear las posturas político-ideológicas colectivas, casi que como natural complemento de lo que ya de por sí es una caricatura y una falsificación de pé a pá: la democracia burguesa –es decir, su democracia, la democracia posible para los poderosos; la imposible para los oprimidos– opera como efectivamente esperan que opere los que tienen agarrado el mango de la sartén no solamente en el “fragor democrático”, sino todos los días y todas las noches:
Cada cinco años, según la agenda estratégica burguesa, hay que inventar un momento, un escenario, una nueva farsa puntual, destinada a reforzar la consagración de la estafa, que a su vez pretende consagrar la estafa perpetua de la explotación y la opresión como si ellas fuesen la manera “natural” de la vida social.

Quiere decir, pues, que, decididamente, para el movimiento popular, la verdadera utilidad de las elecciones sigue siendo la de brindarnos la posibilidad de hurgar en esos mismos numeritos y porcentajes manipulados, para desentrañar, aproximadamente, qué cambios, qué movimientos, qué “novedades” se han producido en la complejísima y a la vez sencillísima química del estado de ánimo del pueblo.

A estas horas –a casi 20 de cerrados los circuitos de votación en todo el país–, la llamada Corte Electoral cumple con su trascendental función de dotar de más “suspenso” a la timba, haciéndolo en su carácter de organismo burocrático perfectamente concebido y articulado para convertir en abstruso galimatías la simple tarea de sumar “voluntades” metidas en simples sobres, sin desconocer la suma de “voluntades” que se pronuncian sin concurrir a los garitos del “sufragio universal”, o sea, directamente “ absteniéndose”.

En la tele y la radio –y en las redes– un conjunto de supuestos periodistas y supuestos politólogos, están a full, payando soberanamente sobre los resultados. No hacen otra cosa que ganarse el salario del cuento del tío del “análisis político”, con esperables entrevistas a los personajes más sobresalientes de la gran timba nacional y con sesudas proyecciones acerca de mayorías parlamentarias y cogobernabilidades que aseguren la “tranquilidad republicana” y el pingüe negocio neoliberal.
Escuchalos, si no tenés nada importante que hacer, escuchalos; pero tené claro algo, y tenelo claro incluso para que no se te nuble la vista y abandones esa pretensión de utilizar lo de ayer, nuevamente, como termómetro y como “insumo” para imaginarmos cómo podríamos seguirla de aquí en adelante:
Escuchalos, pero ninguno te dirá que ayer la tonta alternativa NBA (nulo, en blanco, abstención) tuvo su expresión numérica en el nada despreciable volúmen de alrededor de 300.000 “voluntades” o más, que, hablando en criollo, quiere decir que esta alternativa representa casi el doble del respaldo que tuvo el desvencijado partido de los golpes de Estado (el Colorado), que el 29 de noviembre le dará su apoyo al candidato del nuevo “frente amplio” de la derecha clásica-clásica, el joven y apuesto oligarca forestal y sojero Luis Alberto Lacalle Pou.

Hay nutrientes muy ricos para reflexionar, pero lo que sí queda claro sin mucha reflexión es que hoy, en el año 2014, ha dado un nuevo pasito esta “insignificante” masa re diversa, alocada y amorfa, que, por la vía de los hechos y no de las declaraciones programáticas, constituye la “fuerza popular” de la deslegitimación y la impugnación de una democracia mentirosa y fraudulenta que cuando los numeritos cantan un fenómeno como éste, querrá ocultártelo siempre, invariablemente, para que no agarremos viento en la camiseta y no tratemos de intentar la alquimia de convertir lo espontáneo en cosa organizada con aspiraciones que no se circunscriban a la timba electoral y que permitan una verdadera acumulación de resistencia y lucha rompiendo las fronteras viciadas de un “tribalismo radical” que no puede jorobar a nadie, con bancas o sin bancas desde las que gritar las reivindicaciones populares más sentidas.
No debemos soñar “la vanguardia NBA” de unas 70 mil mujeres y hombres desencantados. No hay vanguardia posible ni caudillismos posibles, ni fórmulas matemáticas, para un fenómeno que rebasa los “insumos” de los manuales y que coloca encima del tablero posibilidades que lo primero que deben tener en cuenta es la audacia, la creatividad y la disposición espiritual para procesar cambios químicos también en el estado anímico de corrientes político-sociales de muy sana intención revolucionaria que sólo podrá cristalizar contribuyendo con su propia capacidad de rectificación práctica y la humildad entendida como atributo natural de los revolucionarios.

El desafío está servido, y la tarea es una gran tarea de multitudes resueltas a trascender el chiquitaje cotidiano y los cálculos autosuficientes de aquellos colectivos realmente dispuestos a plegarse a esos cambios químicos del alma popular, que son, en definitiva, los que señalan el rumbo aunque las encuestas y los escrutinios pretendan hacerse los tontos y atontarnos.

El desafío está servido y reclama neuronas activas, mucha audacia y muchos calmantes para las células del sectarismo.

Gabriel -Saracho- Carbajales, Montevideo, 27 de octubre de 2014, Primavera de la Dignidad.-

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