No es sanateo

Ha sido uno de los términos que más han resonado a lo largo de la campaña, y en consecuencia han quedado grabados en la mayoría, hasta de aquellos, alejados de las temáticas políticas, y sin ánimos de interés en ellos, han escuchado a hablar o han adoptado. Y es que el «sanateo», fue la palabra con la que el periodista, Gabriel Pereyra, en su programa, del cual prácticamente todos tenemos conocimiento, se refirió a la actitud de Luis Lacalle (Cansado estoy de que en el afán de difuminar o desdibujar, todo vínculo existente, lógico y real con su padre, se le agregue un segundo apellido, que tampoco lo favorece en demasía pero que aún así lo sitúa un poco mejor; Y que por ende, la sociedad en su conjunto lo reconozca como «Lacalle Pou») en cuanto a sus bases programáticas y específicamente en la temática de seguridad. Este fiel representante de la oligarquía añeja, y abanderado con una innovación inexistente, ha pasado por diversos programas televisivos y radiales, dejando así su rastro ineludible de una carencia en cuanto a lo que defiende. Y es aquí en donde quiero hacer hincapié y he de aquí el título de esta redacción. Por definición, «Sanateo» hace referencia a la acción de hablar en demasía y sin substancia acerca de algo, buscando así, de forma intencional, una confusión de los demás, en este caso, de la opinión pública. Y lamento informar que no es así, Luis Lacalle, no sanatea en sus discursos, de por sí abrumadores en cuanto a extensión sin contenido; Debido a que no busca la desinformación ni la confusión en los lectores, oyentes o propios simpatizantes; Sino que, lamentablemente, este hombre, carece él mismo, de información fidedigna y certera. Nadie puede buscar generar un efecto en la otra persona, si ni siquiera sabe de que está hablando; Y es que es así, el candidato por el PN no conoce lo que son sus bases programáticas, no tiene idea de a donde apunta en educación (Supuesto pilar fundamental de su posible gobierno), mientras que según él, su «experticidad» no alcanza, ni siquiera para saber a que se refiere uno cuando habla de «Enseñanza media»; O aún peor, llenándose la boca en materia de seguridad, salud, economía o educación, lanzando al aire propuestas, de las cuales no sabe, no conoce, ni es consciente de las atrocidades que algunas de ellas, se jactan de proponer. Es que a Lacalle hijo, no se le adjudicó en vano, el seudónimo de «pompita», porque como toda pompa de jabón, y en este caso, de todo producto llevado a cabo por decenas de asesores de imagen, analistas, técnicos en marketing; No dura más que un rato, porque la ciudadanía no es tonta, y no come vidrio. Luis lacalle es un excelente candidato, y personalmente lo votaría; Siempre y cuando de un concurso de imagen y falsedad se tratara, porque si hablamos en tono serio, y escarbamos un poco, nada más que un poco, en cada propuesta que llama a «mejorar» lo hecho por la izquierda, o a crear institutos, muchos de los cuales ya se han creado, o llevar a cabo tareas que se llevan a cabo desde hace mucho tiempo; Y es que no lo hace a propósito, ni el ni el PN en su conjunto, saben de que están hablando, o si saben, lo disimulan muy bien, en especial Luis Lacalle, al cual lo han dejado, en evidencia continuamente. Pero vuelvo a reiterar, este candidato no sanatea, sino que realmente no conoce lo que alienta ni por lo que se abandera, no tiene intención de confundir con su inoperancia. Es una lástima que además de haber creado todo un aparato capaz de elaborar una imagen, no se haya optado también, por crear un programa de gobierno, en donde objetivos comunes, sean sabidos y compartidos, por el propio candidato, que al fin y al cabo es el máximo representante del partido.

 

 

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