Confusión en la izquierda y el Manifiesto de Euston

Han pasado más de cien años cuando un pequeño y recién fundado periódico anarquista, L` Aurore, el 14 de mayo de 1898 publica una carta al presidente francés Félix Faure, con el título, J´`accuse (Yo acuso), firmada por Èmilie Zola en defensa de Dreyfus, militar judío acusado de espionaje, siendo este un flagrante caso de antijudaísmo. Como apoyo surgieron voces de escritores,artistas y científicos que lograron instalar en Francia el término de intelectual progresista.
Por lo mismo es importante que ante el desafío que obliga, después finalizada la guerra fría, de encarar nuevas ideas y rescatar lo mejor que ha desarrollado la modernidad, la aparición de un documento, que es un grito de atención y una plataforma para hacer frente al reto de los nuevos cambios que se avecinan.

La mundialización (mal llamada globalización) invoca a los movimientos progresistas a replantear la aplicación de sus teorías internacionalistas, con esta finalidad, un grupo de profesores, personas con apego por las nuevas tecnologías, periodistas, musulmanes liberales y políticos como: Jane Ashworth, David Hirsch, Michael Walzer, Gary Kent, Quintin Hoare, Erik Lee, Jon Pike, Norman Geras, Kitty Wake, entre otros, algunos marxistas y otros liberales igualitarios, se reunieron en el pub O Neil, en Euston Road, Londres, siendo el resultado de sus debates, la publicación en el periódico londinense New states Man, el 7 de abril de 2006, de un documento que abarca 15 puntos, el Manifiesto de Euston.

El manifiesto en su preámbulo y sus primeros puntos nos advierte de la degradación forzada por lo políticamente correcto del miedo a la modernidad, a la libertad, y el menester de esforzarse por realzar las normas democráticas, con sus defectos y limitaciones, como la separación de poderes, legislativo, ejecutivo y judicial y la del Estado con la religión, libertad de opinión, reunión y pluralismo político y en defensa de estos valores no se descarta la posibilidad de tender puentes con la derecha social liberal.

Ante el embate de la economía y cultura del Nuevo Liberalismo, se propone que es imprescindible rescatar la herencia de la social democracia siendo esta la base del bienestar común cubriendo las necesidades básicas de la población y no ceder ante ideología alguna a los avances de los derechos de la mujer, conquistado en el siglo pasado.

El manifiesto es firme en la necesidad de combatir toda apología al totalitarismo ya sea de derecha, a los que intentan ocultar la verdad histórica del fascismo y nazismo, y de izquierda, recordando el silencio ante los crímenes del estalinismo y maoísmo, no justificar el terrorismo islámico y reaccionario que atenta contra las bases tradicionales de la democracia y la libertad de las personas y que no sirva esto para desacreditar a todos los musulmanes.

Un punto que hace reflexionar por lo polémico es que propone La Declaración Universal de Derechos Humanos sea aplicable y obligatorio a todas las naciones del planeta y movimientos políticos. Pero si el mismo Estado viola la vida de su población de manera flagrante, su derecho a la soberanía queda revocado, y la comunidad internacional tiene la obligación de intervenir por motivos humanos. Para ciertos críticos, este punto del documento es una manera de imperialismo disfrazado.

Otro punto que realza en tiempos de violencia y degradación de ciertos valores humanos, es la defensa del derecho de la infancia, sin adoctrinamiento de religiones e ideologías, y ante los malos tratos y esclavitud sexual.

En el plano de la libertad de empresa , la defensa del desarrollo económico mundial no debe beneficiar solamente a los intereses de un grupo corporativo, sino debe ambicionar a una integración de justicia social. Aquí se recoge las viejas ideas de la izquierda, la necesidad de una reestructura de las instituciones encargadas de la economía mundial como el Fondo Monetario, Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, para que encaminen un comercio justo.
Además de acompañar el requisito del derecho al trabajador de organizarse de manera democrática y defender sus aspiraciones de una vida mejor. Los sindicatos deben ser una de las armas del bienestar común.

Se pone énfasis en la defensa de la libertad de pensamiento siendo una herencia irrenunciable de la cultura liberal, criticar ideas, sistemas políticos, incluso la religión, el respeto a otras no incluye silenciar sus propias creencias cuando se supone que están siendo relegadas.

Contra el “antiamericanismo” fanático y populista que corrompe parte de la izquierda, resabios de los años 60. Los huérfanos de la Unión Soviética y Cuba.
Es cierto que la política exterior de EE.UU, durante la guerra fría, ha sido nefasta a los intereses de los países latinoamericanos, y que el continente merece una disculpa por los atropellos que ocasionó tanta muerte y pobreza en su tiempo, pero hoy tenemos otra realidad, la situación ha cambiado, un ejemplo, es el argumento de dependencia económica, es cuestionable, las exportaciones de Uruguay a Estados Unidos ronda el cinco por ciento del total y las importaciones un diez. Los bancos más grandes son La República, Santander , Itau y HSBC. El capital no tiene país.
Al mismo tiempo no podemos negar que este gran país, con sus luces y sombras, y sin pretender que sea un modelo de sociedad, ha sido creador de una democracia consolidada con una tradición de logros sociales y constitucionales duraderos, su gente ha producido una cultura rica en valores y conocimiento que causa envidia a millones de personas. Sin olvidar además, que la primera constitución de 1787 y su enmienda en 1791, ha sido la base para la primera Declaración de los Derechos Humanos y que nuestro Artigas tomó como ejemplo para sus Instrucciones del año 13.
Y agrego, la irrupción de la dictadura China como potencia imperialista, Rusia como país emergente y el reciente acuerdo económico entre la India y Japón nos descubre un mundo con polos dispares, si agregamos a esto el terrorismo ascendente, concluimos que la situación que heredamos posterior a la caída del muro, nos llena de dudas.

Encontrar una solución razonable para el estado Palestino que implique al reconocimiento mutuo con su vecino Israel. Denunciar a los que utilizan el conflicto y rescatan la forma de racismo que es el antijudaísmo, con la clásica retórica de la lucha contra el sionismo, una clara alusión al derecho de existencia del Estado de Israel
Además, el manifiesto se proclama contra todo tipo de racismo, al emigrante, que propone la extrema derecha, además del interétnico y tribal.

Un punto que llama la atención es la de fomentar el software libre con la intención de avivar el intercambio de ideas y de nuevas iniciativas intelectuales.

Esperando que este resumen, a modo de información, haya despertado la curiosidad e interés del lector, invitando a que lea el Manifiesto y saque sus conclusiones para un intercambio de ideas con sus más cercanos.

Fuente: The Euston manifesto in spanish

Hebert abimorad

 

 

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