Lo que pudo ser y no fue

Los amaneceres en la «emblemática» Habana, a mi vivido mundo de recuerdos lo colmaron; las tempranas caminatas a las que acostumbrado estoy, el famoso malecón habanero a la rambla montevideana de los sesenta me trasladaron; las celebres «cachilas» que en medio de un tranquilo andar, graciosas se entreveraban entre los pocos y flamantes modelo que con admiración mirábamos; las mulas y caballos que en las calles pululaban ofreciendo un servicio gratuito jamás reconocido; serenidad y tranquilidad se respiraba en aquellos tranquilos años en un mundo donde la política establecía reglas para la paz del espíritu; las armas solo se veían en las eficientes policías de la época; las tranquilas y seguras casas de la playa que tanto se disfrutaban entre familiares y amigos los fines de semana; los populares «boliches» punto de encuentro obligado en las esquinas, mezquita adorada de las relaciones publicas donde sus mostradores de mármol testigos fueron muchas veces de enormes y tristes conflictos internos, como también del nacimiento de las mas bellas y tiernas amistades haciendo muchas veces de soplón irrenunciable ante la indecente conducta de algún compañero que pasado de tragos alguna falta cometía; los costosos cigarrillos de tabaco que destrozaban los pulmones y pulverizaban los presupuestos familiares.
Ese romántico y seguro mundo, no exento de estrechez en mi niñez y adolescencia, en las placenteras caminatas del malecón habanero a aquel desaparecido tiempo me transportaba.
«Después llegaron ellos»…….y a punta de balazos, cárceles y desaparecidos, trajeron consigo los oprobiosos y abultados contrastes; mas riquezas para unos pocos; miserables asentamientos; droga de quinta categoría que pone a delinquir a los muchachos; secuestros selectivos; enormes libertades para cargar un arma y la mortal fijación de ser rico a costa de lo que esa; un comercio exterior manejado groseramente por un puñado de aburguesados extranjeros, que puso como condición a cualquier Uruguayo que tenga la iniciativa y la osadía de en sus negocios interferir, brindarles la oportunidad de que les carguen el maletín.
Todas esas verdades las medite en mis caminatas mañaneras en el bello y tranquilo malecón habanero, que en forma de sufrida reminiscencia me llego por lo que pudo ser y no fue, en un Uruguay que lucha hoy como gobierno por conquistar un estado en manos de una burguesía que no cesa de saquear.
Tributo a Cuba le rindo que pude ver con mis ojos como la paralizaron en el tiempo por defender su soberanía y sus valores y condenada la tienen al igual que Galileo por develar una falsedad.

 

 

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