«Brasil Un planeta vecino de la tierra»

 

«Oración por la lealtad al juego»

Hace tiempo buscaba un espacio literario que pudiera hacer
frente, al deterioro que viene sufriendo el juego desde la infancia…

defender su esencia como el momento básico de los chicos para
fortalecer el derecho a la libertad, la formación del carácter y, la
personalidad hasta consolidarlo en un adulto lleno de valores; con
una conducta de futbolista desarrollado para la vida y, el liderazgo
en el espectáculo del futbol como profesión. Una lucha por defender
la vida del juego desde la infancia… Un mecanismo que sirva para la
continuidad de la alegría en los seres humanos a través de la diversión
jugando. El futbol me dio esa oportunidad, porque nace desde la etapa
inicial de la vida:
El futbol, surge desde la niñez, del hogar, de los verdes pastos del
jardín, del solar de la vecindad, del jolgorio de los niños pateando
una lata de cerveza vacía en las calles polvorientas de los pueblos del

mundo… de las favelas brasileñas… el futbol nace de la libertad de los
chicos jugando cuando se divierten con un balón: del amor que inunda a
la alegría con inocencia.
Por ello quiero llevar a todos los que juegan en la calle, en los
potreros, en las canchas de las escuelas y, en los campos abiertos
un mensaje de reivindicación a la libertad de jugar para que no la
pierdan, toda vez que los jóvenes son reclutados y, llevados a clubes,
canteras, y equipos para caer en las manos de muchos entrenadores
que aplican en exceso los sistemas tácticos y esquemas de juego a los
infantes, arrancándoles sus habilidades creativas, inspiradas en el arte
de jugar.
Los niños que juegan y se divierten con los sueños y, con

la fantasía del juego, son los adultos que juegan al futbol con
vergüenza; los mismos que no los afecta el mecanismo de las tácticas
desmesuradas a los que son sometidos por los abusos de los “técnicos”
en las escuelas y academias, porque no logran penetrar lo que la vida y
la naturaleza les dio:
la inocencia y, la creatividad. Pese a todo, no permiten que abaten
sus emociones, tras la intolerancia del entrenador en la aplicación de
10 Luis ArmAndo GonzáLez montes
la táctica y de las reglas modernas en el juego, los buenos jugadores de
futbol, confrontan al “sabio técnico” o “brujo falso” una vez entran a la
cancha, se convierten en desobedientes: siguen adornando el futbol con
la poesía y los colores de su fantástico juego que son los que mantienen
la vida del futbol.
Eternamente, los jóvenes van a resaltar y, seguirán referenciando
a los jugadores que de niño idolatraron. Aquellos mágicos jugadores
que en ocasión soñaron ser. Pocos son los niños que ya convertidos
en extraordinarios jugadores, o crack del futbol, han tomado como
referencia de su sabiduría y magia para jugar, a uno de los técnicos
que tuvieron permanentemente hablándoles del sistema y la táctica:
Siempre van a recordar el instructor humilde del barrio, el
carpintero, albañil o, lustrabotas, mejor dicho, al entrenador del barrio
que sin ser egresado de la academia, y mucho menos buscador de
talentos, que regalaba su tiempo y, utilizaba parte de su salario para
organizar el primer equipo. De aquel “mecenas” que por las tardes
esperaba que los infantes llegaran de la escuela para organizar el juego:
“sin rígidas tácticas ni extremadas estrategias que quitan las ganas de
jugar a los chicos”. Ese “bienhechor” que les enseñó patear la primera
pelota vieja en que el dueño eran todos.
Por ello hay que luchar para que no haya ninguna enseñanza de
cualquier sistema táctico avanzado en el futbol, como una herramienta
válida en el juego de la niñez, porque haría un daño irreparable. Con
él, siempre debe estar la pelota en un ambiente sano del juego. Porque
es, en ese momento alegre, en que se robustece la sabiduría que se
hace eficiente en el futuro, donde se refleja la maravilla de los sueños
del jugador adulto y, sigue siendo esta etapa de la vida, mucho más
importante para el hombre que su estrategia como futbolista:
Técnicos “sabios” que exigen les lleven los costales cargados de
granos secos y, el molino aceitado para solamente moler.

 

 

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