El país del olvido

A mediados del siglo XX el Uruguay ya mostraba los graves signos de su inviabilidad. La abundante renta aduanera generada por los dos conflictos mundiales consolidaron una pequeña pero omnipotente oligarquía portuaria que se mantenía en el poder simulando un estado republicano basado en el “derrame”, dosificando esa renta. Así pues los partidos políticos se dedicaban alegremente a repartir empleos y jubilaciones a cambio de adhesiones partidarias, funcionando como verdaderas cooperativas de votos, para, sin programa ni propuesta coherente alguna, jugar a la democracia.

En 1958, luego de largas décadas de coexistencia con las prácticas corruptas impuestas por los colorados en el usufructo del estado como instrumento partidario. Llegar llegaron, pero repodridos al gobierno y atomizados por las ambiciones personales solo contenidas, a medias, por el peso político de Luis Alberto de Herrera, almamater del nacionalismo durante medio siglo. Pero éste moriría a mes de instalarse el nuevo gobierno de mayorías blancas.
Durante los dos períodos blancos, de cuatro años cada uno según la constitución de la época, la corrupción y la ingerencia extranjera al son de la “guerra fría”, nos sumió en la violencia y en la creciente miseria. El autoritarismo se institucionaliza tras la reforma constitucional de 1965, cuya novedad estaba en los 27 incisos del art. 168 de Medidas Prontas de seguridad, que tanto sirvieron “para un barrido como para un fregado”. Pronto no fueron suficientes las amplias facultades del Art.168, hubo que militarizar funcionarios públicos, manosearlos de a tandas por los cuarteles, comienzan a accionar los “escuadrones de la muerte” y las casas de torturas clandestinas, etc.etc.
Bien, luego de tanta miseria, corruptela y crimen, creímos salir del pozo, tras medio siglo, redimiendo al viejo Enrique Erro, llegó Mujica para hacer “un país de primera”. Porque como dijo Erro:”¿Qué más precisa un país, sino que quienes lo dirigen en todos los planos , sean honrados? No necesita nada más. “

Como a Herrera, a Mujica la lucha le impuso sacrificios. Para llegar al gobierno hubo que transar y transar. Y, así como Herrera hubo de transar frente a Nardone, Mujica lo tuvo que hacer frente al astorismo y al Partido Comunista. Al astorismo cederle la continuidad en el equipo económico y sus políticas monetaristas. Al Partido Comunista, sus votos militantes, su maquina electoral y organizativa, que va mucho mas allá de su pobre caudal electoral. Es militancia sindical y de bases del Frente Amplio, que se consideró clave para el triunfo de la muy resistida fórmula. Porque hay que decirlo, los “desarrapados”, empujamos al Pepe pese a las resistencias de la “doctocracia”, de los “cajetillas del partido”. El Pepe es fruto de un “gran metejón popular” que desborda al Frente, que se proyecta en lo que debió ser “el Frente Grande”.

El viejo régimen, razonablemente indefendible, se resiste a morir escudado en la desidia y la comodidad, como un opio mina la voluntad nacional.
Así pues, la reforma de la salud es inoperante porque los funcionarios siguen con los mismos vicios, estar o ausentarse del trabajo cuando ellos lo quieren. Manoseando a los usuarios del sistema con plantones y esperas infructuosas, en clínicas en las que se quedan hora sin consulta, hora sin remedios… que parecen destinadas a desalentarlo en la defensa de su salud, para no darles trabajo a ellos. La función para el funcionario y no el funcionario para la función. ¡Y aquí no me vayan hacer trabajar, cuando vengo, seis horas!
¿Qué un excombatiente en la guerrilla centroamericana sea hoy el adalid del corporativismo anestesico-quirúrgico, será por aquello de “un clavo saca otro clavo”? El restringir el acceso a la profesión para mantener alta la demanda profesional y con ello los salarios del primer mundo que se fijaron es una nueva táctica política de los revolucionarios de “hace la tuya”, porque fueron derrotados en “la nuestra”?

Luego de veinte años al frente de Montevideo la sensación del frentista es que los apetitos ADEOM son insaciables. Que a la única administración que les dio beneficios extras, sin que se los exigieran, le hacen la guerra sin cuartel. Se olvidan de aquella intendencia blanca de Fernandez Crespo que les puso al ejercito, ese si con todo, a recoger la basura durante cuarenta días y los hizo morder el polvo….como se olvidan los de Canelones del último colorado, Hackembruk, no les pagaba los sueldos, les cortaban los suministros de luz y teléfono, y no cobraban aquellos míseros 5000 pesos, hoy cobran mas del doble y en fecha… pero su enemigo es Carámbula.¿Porqué? Porque ahora tienen que trabajar, antes podían “ratearse”a gusto porque el jefe también lo hacía.

¿Es casualidad que sean los Municipales, los bancarios y los anestesistas quirúrgicos, los escribanos, en ese órden progresivo de ingresos y agresividad respectiva, los que están desconformes con el gobierno del FA. hay muchos viejos que se han vuelto nihilistas y «ultras» con la edad, gentes que no tuvieron ningún reparo con «la agachada» del Club Naval . Otros que, peor, fueron parte activa o pasiva de las «negociaciones»secretas que tuvieron los rehenes tupamaros antes de salir del penal con los altos mandos militares. Claro se puede decir que no fueron negociaciones en términos de igualdad, era entre captores y cautivos, pero fueron el paso imprescindible para que el último grupo fuera liberado y pudiera reciclarse políticamente. De esto quedamos prisioneros de una serie de claudicaciones que terminarían inevitablemente en la ley de caducidad. Pero hay muchos «viejos» que no se hacen cargo de sus actos ni de sus compromisos con la historia. Hoy esta década de gobiernos del FA es lo que sucedió al país en seis décadas de decadencia y corrupción política. Hoy hay una propuesta, un derrotero país. Pero esto es lo que se logra negociando, aceptando las reglas de juego impuestas por el imperio y las circunstancias.

El país del olvido balconea, con cara de “yo no fui”, esperando que la comodidad y la zoncera les ayuden a restaurar el “como el Uruguay no hay” de los años cincuenta, cuna del clientelismo y el acomodo. Muchos apostando a la “restauración” farisea, de los mercaderes de patria, las mismas caras apenas lavadas por los “fotoshop” que le hacen sus asesores de imagen, que así como les planchan la cara, borrando arrugas y cicatrices, pretenden borrarles sus antecedentes mediante “la no propuesta”, el uso maniqueo y simplista de todos los egoísmos y miedos que genera el acceso a nuevos bienes. Porque la prosperidad pone a la gente conservadora y temerosa de perder lo logrado. El individualismo les hace olvidar de que su prosperidad solo es posible en el seno de un buen gobierno de los asuntos del país, que el desgobierno que padeciera este país por décadas, con estas mismas figuritas, nos trajeron crisis recurrentes, ajustes fiscales, congelaciones salariales,super devaluaciones, y por último , el “la gran estafa bancaria del 2002”, un boquete en el bolsillo de los uruguayos de 3.200 millones de dólares que . Pero, como dicen siguen pesando en nuestro endeudamiento externo.

Quien no los conozca que los compre. Pero siempre hay quien con ingenuidad abre los ojos a esta vida, porque , como dicen los paisanos “cuando un zonzo muere deja una zonza preñada”.

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