Respuesta a Alberto Vidal

Hay gente que tieneu n concepto erróneo de lo que es una república y de lo que es democracia. Nadie pone en tela de juicio y no se está juzgando a nadie por no respetar el derecho de reunión o manifestación. Todos tienen este derecho siempre y cuando no se afecten los derechos de los demás. Eso lo establece la Constitución. El derecho de uno termina donde comienza el derecho de otro. La fiscal Zubía está cumpliendo con su trabajo y no está procesando a «siete rehenes tomados del movimiento solidario con la Jueza Mariana Mota» (sic), sino que estas siete personas tomaron de rehenes a toda la gente dentro del edificio de la Suprema Corte de Justicia al tomar el Palacio Piria. Nadie está amedrentando a los defensores de los DDHH y nadie está en contra de que se manifiesten en solidaridad con la jueza Mariana Mota, pero hay formas de hacerlo sin violar los derechos de los demás. El falso concepto de que contra fallos judiciales o decisiones de la SCJ hay que manifestarse masivamente es una rebelión a las normas republicanas y un ataque a la democracia. Algo parecido ocurrió con la asonada del Hospital Filtro cuando líderes de la izquierda y del sindicalismo llamaron a manifestarse masivamente contra la extradición de terroristas etarras y que terminó con un muerto sin lograr el objetivo.

Hay formas de manifestarse y canales para pedir explicaciones. La fiscal Zubía depende delMinisterio de Educación y Cultura. ¿Porqué no van a tomar el MEC para exigirle a Ehrlich la remoción de la fiscal? Sería manejarse de igual manera que ante la decisión de la SCJ. O mejor aún, ¿porqué no toman Presidencia de la República para increpar a Mujica por la actitud displicente de Ehrlich y «traicionera» por la represión de Bonomi en este caso? No lo hacen, porque sería ir contra los propios líderes. Es mucho más fácil y cómodo increpar a imparciales u opositores.

De eso se trata cuando se habla de república y de democracia, de respeto hasta por los que piensan diferente y los que tienen que actuar de una manera que de repente a uno no le gusta.