La justicia en el poder y el poder en la justicia

Indudablemente, la actitud política del Presidente Cartes, es correcta. Paraguay fué vapuleado, humillado y perjudicado comercialmente por los izquierdistas dirigentes de un Mercosur, que cada día, más y más se asemeja a un «Club Político de Izquierda», que a una asociación de países, que se supone beneficie a todos comercialmente y sea neutral políticamente, para un progreso conjunto de la zona frente al Mundo.

Por supuesto que Dilma no es Lula, que Kristina es nada y que Mujica, es un títere de los radicales de izquierda uruguayos (creo que si Mujica hiciera valer sus ideas e ideales, las cosas serían muy diferentes).

Maduro, un mediocre chofer de ómnibus con muy poca educación, que supo trepar y ser un mandadero de Chavez, quien por su fidelidad, lo hizo Presidente en una dudosa elección, comanda a Venezuela, decididamente, un pueblo sin suerte en sus líderes, que si bien tiene derecho a integrar el Mercosur, su inclusión, o entrada por la puerta trasera, ha empañado a la entidad y ha puesto a Paraguay en la disyuntiva de agachar la cabeza y olvidar las agresiones y ofensas, o levantar la cabeza en alto y comenzar a asociarse con el mundo, antes de decidir si integra el Mercosur nuevamente.

Esto último, aclarando primero la situación de Venezuela, con la cual, en la actualidad, no tiene relaciones políticas o diplomáticas. Es obvio que los dirigentes del Mercosur tendrán que rever su comportamiento anterior y el futuro de la asociación, la cual ha caído, desde la asunción de Dilma, a la categoría de «Club Político de Izquierda».

El camino elegido, es uno peligroso y altamente negativo para la economía de la zona, la cual tiene en la actualidad, una seria aversión a USA, cosa que contradice al mismo Gral. San Martín, a Simón Bolívar, José G. Artigas y a José Martí, quienes, indudablemente fueron integracionistas de todas las américas, frente a los intentos de dominación europeos y nunca separatistas. La importación de la filosofía política izquierdista, que si bien fué válida y necesaria en Rusia y sus satélites, nunca ha sido abrazada totalmente ni parcialmente en mayoría, por Latinoamérica,

La ideología izquierdista ha sido siempre impuesta por la fuerza y ayudada por excesos de algunos gobernantes demócratas o seudo demócratas de Latinoamérica, pero el pueblo latinoamericano, poco o nada tiene que ver con la filosofía de izquierda, que no es más que la otra cara de una autócrata versión de la derecha, pero con «maquillaje» anti derecha, que en la práctica es más autoritaria y antidemocrática que la misma derecha, pues no le da autoridad a los parlamentos, concentrando el poder en una cúpula impuesta a «dedo», con visos de democracia y que evita elecciones (caso de Fidel Castro) o con arengas de falso contenido, con promesas incumplibles, para cortejar a los menos favorecidos, ofreciéndoles el paraíso y dando nada considerable, cuando en el poder.

El verticalismo de la izquierda, la convierte en una autocracia, inmensamente más perniciosa que la Democracia auténtica, devenida de elecciones justas y libres.

No hay duda que la izquierda seguirá insistiendo, hasta que los «Demócratas Latinoamericanos» decidan ser más justos con sus pueblos y comprendan de una vez por todas, que el poder mal utilizado se convierte en su propio enemigo. No hay mejor cosa en ésta vida material, que La Justicia En El Poder y El Poder En Justicia!

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