Destino de los pueblos americanos también se juega en Venezuela

El voto que el alma pronuncia no siempre representa los intereses sociales y culturales de los que lo ejercitan. Una vieja canción contiene estrofas como éstas : «De los pagos de Soriano, la ley me ha desalojao, jué pucha! y yo voté el lema, del dueño del alambrau». Una antigua y renovada polémica sobre el significado del accionar social, colectivo, de clase, por un lado, y la desición individual, «la soledad ante la urna», como la calificó el dirigente trotskista-posadista Joel Horacio cuando en febrero de 1990 el Frente Sandinista perdió las elecciones y el Gobierno que habían sabido conquistar con el derrocamiento de Anastasio Somoza.

El dirigente de la revolución venezolana D. Cabello cuestionó y se interrogó sobre razones para que trabajadores hayan votado por H. Capriles y no por el candidato de la revolución Nicolás Maduro. León Cristalli en un documento reciente argumenta sobre el inmenso esfuerzo social, humano, del pueblo de Venezuela para superar, a escasas semanas, la pérdida de Hugo Chávez. El texto demuestra que aquel descenlace liberó a un sector intermedio de la sociedad, usufructuantes y/o clientelares, habilitando su salto de tranquera del chavismo a un Capriles disfrazado casi de neo revolucionario.-

La discusión va ha tender a profundizarse en Venezuela y América Latina. La tendencia a la polarización polìtica y organziativa se vive en la República Argentina también, donde un sector autodenominado de «izquierda» no tiene empacho – como en finales de los 40 del pasado siglo – en hacer frente único con la derecha. Algunos recordarán que Juan D. Perón triunfó en las elecciones de 1945 levantando entre otras la consigna «Braden o Perón»; Braden era el embajador de los EE UU en la Argentina. Hace pocas semanas el dirigente del Frente Amplio Progresista (FAP) de la Argentina, Hermes Binner, afirmó que si el pudiera votar en Venezuela, lo haría por Henrique Capriles. «Cosas vereis que haran falar as pedras» decía mi madre, rememorando sus antepasados del norte.-

El voto de los que crean riqueza vale igual – un hombre, un voto – que el que usufructúa la riqueza, sin crearla. No sólo de riqueza material sino cultural, social, cientìfica. Este análisis no invalida los procesos electorales aunque indica su límitante. Como las madres y los padres de Nicaragua que votaron no contra la revolución sandinista sino para terminar el sitio contrarrevolucionario promovido por EE UU y sus aliados de la contra. ¿Fueron libres las elecciones de febrero de 1990 en Nicaragua? Recordemos que el Gobierno debió reclutar a personas más jóvenes para hacer frente a la invasión desde Honduras.

El voto venezolano del 14 de abril es un voto social de clase que por escaso margen eligió un Presidente obrero. América se conmovió con la vida y la lucha de Hugo Chávez. «Todos somos Chávez» se afirmò y se cumplió una gran tarea. En década y pico se ha comenzado a reconstruir una nación. Venezuela ha dado el más alto ejemplo de solidaridad consigo misma, con su sociedad, con América. Una constitución democrática que habilitó un nuevo tipo de Estado, de transición al socialismo. Avances inmensos en la equidad redistributiva de la riqueza, de la cultura, de la ciencia, de la formación e intervención polìtica, incluída la construcción de un nuevo partido, el Partido Socialista Unificado de Venezuela.

Nadie debería temblar sino de conmoción ante tal potencia social. Nicolás Maduro no seguirá – creemos – los consejos del Presidente José Mujica para que forme equipo con Capriles. La estretegia deberá dirigirse a ganar, o reganar, para la revolución a la parte rescatable de la base electoral que votó por H. Capriles. Sería suicida para Venezuela y América que la revolución abdique frente a la contra. ¿Mujica propone acaso un camino de concertación con los partidos defensores del sistema capitalista que procuró concretar en Uruguay?

Muchas delegaciones han concurrido a Venezuela por estos días. Me refiero sobre todo a los delegados que han representado al Frente Amplio y al PIT CNT. Tendría poco sentido el esfuerzo si – suele suceder – los representantes no informan a los representados, no debaten con ellos, no escuchan a sus bases, no encabezan las acciones en defensa del proceso bolivariano organizadas y convocadas por sus propias organizaciones. No basta alguna declaración de prensa que – como en el caso de R. Read – ofrece consejos a N. maduro, similares a los dados por José Mujica. Algunos compañeros olvidan que su elemental responsabilidad es con sus mandantes.-

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