El defecto educativo.

En teoría hoy, el sistema educativo todo vive momentos de inestabilidad; una inestabilidad instaurada por sujetos de dudosa capacidad de razonamiento objetivo y de acciones que no demuestran un interés en construir mediante la consulta y la participación. Con esto quiero aclarar que no me refiero necesariamente a los actores más visibles de la Educación, que para los que trabajamos en la Educación (son los primeros que se nos vienen a nuestras mentes a modo de ?flashback? de tv, en esa retrospectiva automática de nuestro cerebro que aún funciona), es decir aquellos que nosotros creemos que son los que verdaderamente digitan estas cosas, pero no lo son.

Porque muchos de ellos/as están tan asfixiados como nosotros pero de otra forma. La de ellos es una asfixia contractual, la nuestra es por sofocación externa e interna.

Hay muchas cosas que serian de gran acierto realizar para poder dar base a ciertos planteos, reclamos y análisis. Primero no debemos continuar en el desacierto de afirmar que trabajamos en una base real de construcción participativa y cooperativa, porque esto se nos ha demostrado que no es así con acciones concretas y discursos particulares.

La injerencia que los trabajadores de la educación tenemos en los temas de vitalidad es muy acotada. Nos permiten participar pero con el freno de mano puesto. Esto es: ¿bueno, malo o simplemente debe ser así?

Una de las condiciones laborales que influye de forma positiva en los trabajadores es aquella que permite que coexista el compañerismo y el trabajo en equipo, lo que sin lugar a dudas debería dar mejores resultados frente a la diversidad de situaciones, este sistema normalmente genera entusiasmo lo que permite que el resultado sea algo más que satisfactorio en las tareas todas.

El fomentar entre los trabajadores un ambiente de armonía nos permite obtener resultados de mayor calidad en el beneficio de la actividad desarrollada y por ende del ?producto?. La «empresa» gana en efectividad y los trabajadores en sus relaciones sociales-laborales. El compañerismo se logra cuando hay trabajo, amistad, solidaridad y empatía.

En los equipos de trabajo, se elaboran reglas, que se deben respetar por todos los miembros del grupo. Son reglas de comportamiento establecidas por los propios miembros del equipo. Estas reglas proporcionan a cada individuo una base para predecir el comportamiento de los demás y preparar una respuesta apropiada, socialmente aceptada, respetada y congruente. Automáticamente se incluyen los procedimientos adecuados para interactuar con los demás. La función de las normas en un grupo es regular su situación como unidad organizada, así como las funciones de los miembros individuales.

La fuerza que integra al grupo y su cohesión se expresa en la solidaridad y el sentido de pertenencia al grupo que manifiestan sus componentes. Cuanto más cohesión existe, más probable es que el grupo comparta valores, actitudes y normas de conducta comunes.

El trabajar en equipo resulta provechoso no solo para una persona sino para todo el equipo involucrado. Trae mayor satisfacción y transforma a los actores en un conjunto más sociable, también enseña a respetar las ideas de los demás y ayudar a los compañeros si es que necesitan nuestra ayuda.

Entonces, establecida esta primera base sería bueno consultar la pertinencia de la creación de espacios verdaderos de trabajo cooperativo en los cuales los actores todos tengan participación y que las decisiones sean respetadas por las partes todas y llevadas a cabo.  Sería bueno que el discurso coincida con las acciones, tanto de un lado como del otro; pero sería mejor aún que no exista un lado y el otro y que todos/as estemos bajo la misma ?camiseta? o para los más patrióticos ?bandera?.

Para que esto suceda se deben abandonar los miedos generadores de asfixia. Todos/as los actores deberían poder expresar libremente, sin resentimiento, sus emociones y sentimientos. Los padres no deberían sentir asfixia existencial al momento de acercarse a la institución educativa a plantear un problema o inquietud ya que esto aporta una mirada diferente y descontaminada que seguramente aportará a la instrumentación de una mejora. Los trabajadores (todos) no deberían sentir asfixia jerárquica-externa al momento de expresar su sentir porque ello genera insatisfacción, desmotivación y frustración.

No hagamos de todos los espacios una ATD. Los trabajadores sindicalizados y/o agremiados no deberían sentir asfixia funcional-interna al momento de expresar y proponer, mucho menos al momento de disentir entre nosotros y menos frente a las «cúpulas» directoras; de última se supone que están ahí para nosotros y por nosotros; y se supone que somos pertenecientes a: la «misma clase», al mismo «grupo» y que de última somos «compañeros» (a la etimología de la palabra me remito). Igual para esto hay que comenzar a respetar aspectos como compromisos asumidos reales y actuales, estatutos vigentes y normas éticas propias del colectivo socialmente aceptadas y no impuestas; también respetar la diversidad de ideas y pensamientos (no asfixiar) y así actuar como un verdadero conjunto que sea ejemplo de conducta frente a quienes realizamos nuestras demandas, propuestas e inquietudes. Los dirigentes sindicales/gremiales no deben sentir «miedo» siempre y cuando no hayan hipotecado «sus almas» a cambio de dinero que no les pertenece, un ascenso o promoción de algún tipo.

Tampoco deben «temer» abandonar el sillón cómodo que los hace sentir «alguien», porque sería muy triste saber que no son capaces de sentirse alguien fuera de él. Ahora, si deben temer quedar incrustados en la historia sindical por su incapacidad de generar «algo» correctamente hecho, sin «chanchuyos» ni «viricuetos» y menos con clausulas «gatillo» o «ventana» y menos acomodos por la «puerta de atrás».

Las jerarquías gubernamentales no deberían sentir asfixia contractual- «Divina» al momento de fundamentar su voto que decide. No teman a ser revocados de su cargo por tener una convicción basada en el sentir real del colectivo a quien representan, tampoco deben olvidar de donde salieron y lo que pasaron para estar ahí.

Hay que contratar una encuestadora objetiva (si es que existe) para que nos brinde estadísticas sobre aquellas cuestiones que nos importan. Hay que modificar los paros, amparo legal mediante, para que sean efectivos, convocando a los padres y otros actores relacionados y frente a ellos pero con ellos realicemos nuestras demandas. Hay que formar espacios regionales diferentes donde todos y todas construyamos e implementemos. Hay que construir y generar lo que no hay pero entre todos/as.

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