¿Qué es la flexibilidad laboral?

La flexibilidad está referida a los salarios, la jornada de trabajo y la categoría del trabajador. Según Branstein es: «La capacidad de los individuos en la economía, en el mercado de trabajo, de renunciar a sus costumbres y adaptarse a nuevas circunstancias». Si a los derechos del trabajador les llamamos «costumbres», estoy de acuerdo.

Se trata en realidad de una reivindicación empresarial y una forma de precarización del empleo. Disminuir el salario, disminuir el horario, «negociación colectiva de concesiones» y reducir la protección al trabajador al mínimo. Lo único que se logra con precarizar el empleo es volver a la triste concepción del «trabajo-mercancía» de cara a la cual surgió el Derecho del Trabajo.

Pasan a ser importantes los «contratos atípicos»: precario, exteriorizado (subcontratación), trabajo a tiempo parcial. Se deben subrayar dos cosas: pasan a ser importantes las agencias de colocación de mano de obra temporal y se debe señalar que los trabajadores a tiempo parcial tienden a gozar de condiciones inferiores a los demás trabajadores a tiempo completo. Este tipo de contratación trae consecuencias funestas: quita la motivación de los trabajadores, se crean antagonismos laborales, se facilitan los despidos, y aumenta la desocupación.

Es una batalla entre quienes optamos por el garantismo social y quienes optan por el neoliberalismo.

La competitividad de una economía debe ser constructiva y no destructiva del mercado de trabajo. Una política de bajos salarios quita incentivos a los empresarios para un mayor grado de eficiencia. Además, resulta una merma de la demanda, del poder de bienes de capital, del poder de consumo del asalariado y, por consecuencia, de la base impositiva, fuente de recursos para las obras públicas.

La estabilidad de empleo favorece la formación y el aprendizaje; la precarización los desfavorece.

La introducción de nuevas tecnologías y procesos de producción requiere de la cooperación del personal y el trabajo en equipo, para lo cual la estabilidad de empleo constituye una condición importante. Prueba de ello es que los países con mayor protección de mano de obra ostentan el mayor crecimiento en grado de productividad (Japón ocupaba el primer lugar y EEUU el último). El temor al desempleo sin una red de protección afecta la eficacia de las normas sobre seguridad e higiene (que se dejan de lado para salvar el empleo).

La falta de estabilidad laboral y de participación en la empresa han tenido como consecuencia una desconfianza mutua y la poca integración a la empresa con la cual se halla identificado.

De lo que están hablando cuando dicen «hay que aplicar la flexibilidad laboral» es muy sencillo: usted trabajó toda la vida y tiene una jubilación miserable que no le alcanza para vivir. Bien, ellos le van a dar a usted la posibilidad de juntarse con unos pocos pesitos más. ¿Cómo? Haciéndole el gran favor de abusar de usted, favor que usted retribuirá adecuadamente: defraudando al Fisco y renunciando a todos sus derechos. ¿Qué hay para usted? Fabricación de cajitas a tanto la docena a entregar tantas docenas por semana. ¿Jornada de ocho horas? Va a trabajar veinte si es necesario. ¿Sindicato? No hay, parta de la base que trabaja solo en su casa, y no conoce a quienes son sus compañeros de trabajo. Probablemente figuren entre éstos mujeres embarazadas, que a la hora de tener su hijo y amamantarlo deberán optar por un preparado químico similar a la leche materna, porque amamantar está reñido con su capacidad de producción… ¡Institucionalicemos la crueldad!

Otro dato importante: la flexibilidad de hecho, ya existe; sólo se trata de hacerla oficial. *

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