Dramática situación política en Guatemala

Pasadas ya las elecciones nacionales en Guatemala, Otto Pérez Molina es el triunfador, tal cual lo adelantamos en artículos anteriores. Militar con antecedentes de violación de los derechos humanos en el período de mayor represión al pueblo guatemalteco, hoy es el presidente «democrático».

Su campaña estuvo centrada en la llamada «mano dura contra la delincuencia», contó con el apoyo de los grandes medios de comunicación, y de las iglesias que en Guatemala abundan. A tal punto que acaba de nombrar como ministro de Relaciones Exteriores al pastor Harold Caballeros, por sus fuertes vinculaciones con los EEUU y en particular con el Tea Party, sector de la ultraderecha del Partido Republicano.

Obviamente que su campaña se apoyó en un sentimiento de desesperación de la gente ya que en Guatemala (corredor del narco hacia México), los asesinatos son diarios de la forma más escalofriante e impactante que se pueda imaginar.

Es seguro que Otto Pérez Molina lanzará una gran campaña represiva, donde a no dudarlo, no elegirá a los peces gordos del negocio de la droga.

En ese marco sin embargo no cuenta con la mayoría parlamentaria, deberá negociar cada una de las medidas a tomar con el Congreso, lo que lo llevará a tener que hacer alianzas con los demás partidos. Lamentablemente la izquierda guatemalteca tuvo una pésima votación y es absolutamente marginal en el Parlamento. Pero la abstención en la segunda vuelta fue muy significativa, cuestión que hay que saber leer políticamente.

Lo que además es seguro es que se han reagrupado con más fuerza de la que ya tenían los sectores de las Fuerzas Armadas que son profundamente anticomunistas, es decir los viejos contrainsurgentes que tienen miles de desaparecidos en su haber.

Pero no tiene todas a su favor. El Estado guatemalteco está profundamente endeudado, no cuenta con ninguna posibilidad de satisfacer las demandas de los sectores populares, está obligado y comprometido con los grandes empresarios ( 28 familias dueñas de Guatemala) a continuar y profundizar el modelo neoliberal, lo que seguramente polarizará la situación. Las ilusiones de sus electores que gracias a la manipulación mediática y el terror impuesto, lograron captar, rápidamente se desvanecerán.

La única salida para el pueblo guatemalteco hoy pasa por un paciente reagrupamiento de los movimientos sociales, del conjunto del movimiento campesino, de los trabajadores, los movimientos ecologistas que han dado duras luchas contra la minería a cielo abierto. Del surgimiento de nuevos líderes y lideresas que puedan hacer la síntesis política más afinada, del conjunto de luchas dispersas para unificar las mismas, que heroicamente la gente sigue dando en ese país a pesar de la difícil realidad.

Guatemala como todos los países centroamericanos ya está sufriendo los impactos de la crisis global, y ello se agudizará, lo que no permitirá a este gobierno tener estabilidad social.

Pero será fundamental saber que los hermanos guatemaltecos contarán con la mayor solidaridad frente a los momentos que se avecinan. Nadie puede ser indiferente frente a esta situación, porque hay que tener claro que con Otto Pérez Molina, el imperialismo tiene un aliado estratégico en la región de grado superlativo.

Honduras y Guatemala deben estar en el más detallado análisis político, porque ya cuentan con dos gobiernos de ultraderecha; y si no reaccionamos, pueden ser más.

Y no puede caber ninguna duda de que todos los países latinoamericanos seguimos siendo un preciado botín para los gringos del norte. El problema es de todas y todos nosotros, no dejemos a Guatemala sola.

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