Nueva estrategia para viejos ideales

Los imperios, después de un tiempo de decadencia política, decidieron imponer a sangre y fuego sus poderes sobre los movimientos y países del tercer mundo, particularmente nacionalistas, que pretendían independizar sus riquezas (petróleo, etc.) y con el ello el desarrollo de sus influencias. Así cayó Saddam Hussein puesto mantenido por décadas por USA, Afganistán y Palestina y hoy Libia de Kadafi amigo de hace pocos meses hasta la reciente traición criminal. Todas tratando de cerrar el cerco de petróleo pérsico. Restarían Yemen e Irán, reservado tal vez para el final dado su poderío militar y político religioso que hace gala y que lo protege de acciones inmediatas en su contra. Y que obviamente deberá protegerse.

Todos los que estén en contra de los imperios son tildados de terroristas. Los irlandeses en su tiempo y los vascos con su ETA hoy, es obvio que lo son. Claro, las situaciones son diferentes. Los vascos en diversas luchas centenarias no han sido por la tenencia de hidrocarburos, del que carecen, sino por libertad y soberanía nacional lisa y llana, de una Nación muchas veces milenaria que gozó en el tiempo de esos privilegios. A mayor abundancia, se agregan las diferencias sustanciales étnicas, idiomáticas, históricas y hasta ancestrales que los euskaldunas tienen con esos imperios vecinos (godos y gakos) que los ahogaron y someten. Nada los une y todo los separa.

La ETA ha sido el fenómeno actual, entre tantos otros que en el milenario pasado vasco hubo y hay. Con esto, no estoy justificando crímenes y atentados cometidos por la ETA, 858 en 45 años, contra cientos de miles que las conciencias españolas y francesas gozan en su haber, en los últimos doscientos años para no irnos lejos históricamente. En nuestra propia América tenemos «suculentos» ejemplos del salvajismo ibero y en la guerra del Dien Bien Phu por citar alguna significativa de la Francia «eterna»… Pero, los que son terroristas son los vascos.

Hoy, estratégicamente los vascos deciden acertadamente la opción de la paz. Terminan con el enfrentamiento armado según parece. Hasta acá, no habría disconformidad. Pero terminar la guerra no implica apostrofar o perder los sueños ideológicos de libertad y soberanía. Ni se entregan las armas según trascendidos, y se sigue políticamente como Partido Político democrático activo y permanente. Por supuesto España y supongo que su socio Francia, nostálgicos imperios, se oponen y exigen su disolución y muerte definitiva de su existencia e ideario independentista. Macanudo. Lo primero que salta a la vista es aquel principio que reza: ¡las ideas no se matan! Se podrá luchar en contra del independentismo euskaldun. Pero borrar por decreto el ideal de un pueblo o Nación de ser libre y soberano, ¡jamás! Hay miles de años de historia (7.000 años como mínimo) de existencia euskalduna y millones de sagrados huesos en su pirenaico territorio que impide olvidar tan entrañable sueño y aspiraciones de libertad Patria.

Antes de esta noticia de cese de la confrontación armada hace meses que existe en Euskel Erria un movimiento «Independista» cuyo símbolo es una estrella de 8 puntas sobre fondo verde, en el que prescinde de todo interés o ideología salvo la idea y sentir de independencia. Lo integran vascos de todos los sectores y movimientos solo unidos por los sentimientos libertarios. No para guerra sino para la independencia desde el punto de vista de la razón ideológica. Incluso, se ha llegado a la diáspora donde se manifiesta y toma cuerpo. Tanto en Buenos Aires como en Montevideo se han hecho y se hacen actos a los cuales hemos concurrido (Plaza Libertad) con muy buena asistencia. O sea, no hay balas pero sí ideas con todo lo que ello implica. Tan vigentes como en épocas lejanas de Savino Arana Goiri, del Gral.

Zumalacárregui, del Reino de los Sanchos y el de Navarra o de la histórica batade Roncesva contra el imperio carolingio. Podríamos profundizar en la historia de la grey vasca y de una muy bella tradición de luchas libertarias. En el tiempo volverá a flamear libre una Ikkuriña soberana.

¡Gora Euskadislatuta!