PINOCCHIOS

Servicios de Antel afectados por fallo judicial

¿Quién no recuerda a Pinocho, la marioneta de madera creada por el carpintero Gepetto?

Disney lo universalizó en la película animada de 1940. La misma se basó en el libro original «Le avventure di Pinocchio» del italiano Carlo Collodi publicado en 1882.

El capítulo más recordado del libro y de la película es el momento en el que Pinocho le miente al Hada y como consecuencia le crece la nariz.

Hay otro capítulo en el que se escapa junto con Lucignolo al país de los juguetes, sin permiso, y termina convertido en un burro de largas orejas.

La obra tiene un gran valor en cuanto es una alegoría sobre la formación de las personas que enfrentan adversidades y terminan valorando el honor y la verdad.

El mensaje subyacente es que lo que fue un tronco de madera primero, luego se transforma en una marioneta y finalmente en una verdadera persona.

Es el camino de la vida.

En la misma el ser humano se enfrenta a adversidades, se ve tentado a faltar a la verdad, cae en tentaciones. Negar la realidad, mentir, o acusar a otros de hacerlo no es el camino correcto. Pinocho lo comprobó de la peor forma cuando, por no seguirlo, le crecía la nariz o las orejas mientras se transformaba en asno.

Hace unas semanas el Tribunal de lo Contencioso Administrativo dictó una sentencia por la que declaró que Antel estaba utilizando una frecuencia, la de 900 Mhz, de manera ilegal.

De acuerdo con la sentencia del Tribunal, Antel no puede seguir utilizando dicha frecuencia.

Al enterarme de la decisión de la Justicia expresé mi preocupación. Integro la Comisión del Senado encargada de estos temas y es mi deber seguir los mismos.

Alerté que la decisión tomada ponía en riesgo los servicios Ruralcel (telefonía que se brinda en las zonas rurales) y parte del Plan Ceibal. También la calidad de los servicios de telefonía celular que brinda Ancel.

Mi obvia preocupación era que esto no afectara a uruguayos que se encuentran alejados de las zonas urbanas, que viven y trabajan en el medio rural.

Entendí del caso alertar sobre el peligro que se cernía sobre esos servicios y, sobre todo, pedí que se adoptaran rápidamente medidas.

La primera: que se hiciera un llamado competitivo para adjudicar frecuencias por parte de la Ursec. Es decir, alerté sobre el problema pero propuse un camino concreto.

La respuesta fue dura.

La senadora Xavier me acusó de hacer estos anuncios «apocalípticos» para «meter miedo». Antel publicó un aviso en la prensa asegurando que esta sentencia no afectaría al Plan Ceibal, la conectividad a las escuelas rurales o Ruralcel. El gerente del Plan Ceibal sostuvo que el mismo no se vería afectado. Otros me acusaron de mentir.

Los técnicos que me asesoraron sobre el tema me habían asegurado que existía el riesgo sobre Ruralcel, parte del Plan Ceibal y parte de los clientes móviles de Ancel.

Preocupado los volví a convocar. Les pedí que reconfirmaran todo.

Me trajeron otra alerta: Antel deberá cambiar miles de antenas en todo el país de no poder usar la frecuencia 900 Mhz. Antenas que compró en el 2009 y por las que pagó muchísimo dinero.

«No nos apartemos del tema principal» les pedí preocupado. «¿Afectará o no a Ruralcel, el Plan Ceibal y la calidad de los servicios telefónicos?» les pregunté.

En ese momento uno de los técnicos me mostró un escrito presentado por Antel ante el Tribunal de lo Contencioso.

Antel afirma en él que «el programa Ruralcel podría verse notoriamente resentido en áreas rurales, si no se autoriza a Antel a utilizar frecuencias en la banda de 900 MHz». Además Antel expresa en el escrito que «el servicio Ruralcel está estrechamente ligado en cuanto a los aspectos técnicos al Proyecto Ceibal».

Quien afirma esto no son mis asesores. ¡Son los representantes de Antel!

Los mismos que hoy niegan en comunicados públicos o declaraciones los problemas. Mientras hacen esto otros nos acusan de meter miedo. Otro que niega afectación al Plan Ceibal recorre oficinas de la Ursec y Antel buscando desesperadamente soluciones.

Deben tener miedo que les crezca la nariz o despertarse un día y ver que le están creciendo también las orejas. Lo que no saben es que por ese camino seguirán siendo madera o marionetas y no lograrán la transformación que logró Pinocho.

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