Bolívar y la esclavitud

El pasado 24 de julio se cumplieron 225 años del nacimiento de Simón Bolívar y hoy, en tributo a él y a su condición de Libertador como sería nominado en 1813, haremos referencia a su postura frente a un tema sensible y de primer orden social como lo constituyó la esclavitud y la necesidad de abolirla.

Los acontecimientos del 19 de abril de 1810 mediante los cuales se levantan las voces por la independencia de Venezuela y la firma del acta de la misma el 5 de julio de 1811, no se acompañaron con la abolición de la esclavitud.

Es a partir de 1816 cuando El Libertador Simón Bolívar inicia, contra la manifiesta oposición de los sectores oligárquicos y los terratenientes amos de esclavos, su campaña abolicionista. En este sentido, se pueden encontrar varios decretos promulgados por Bolívar. El primero, emitido en Carúpano, el 2 de julio y el segundo, en Ocumare de la Costa, el 16 de julio de 1816, ambas ciudades de Venezuela que hacen alusión al tema de la abolición pero con la restricción de que sólo beneficiaría a los esclavos que se incorporaran al servicio militar.

Posteriormente en 1819, en su discurso al Congreso de Angostura, plantearía: «Yo imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República»; solicitud que al no obtener el consenso mayoritario de los representantes y senadores fue rechazada.

En el transcurso del año 1820, Bolívar, por la vía de un decreto (23 de octubre), decide la confiscación de la hacienda «Ceiba Grande» y la liberación de sus esclavos. En 1821 en el Congreso celebrado en la Villa del Rosario de Cúcuta, nuevamente Bolívar suplica por la abolición de la esclavitud, pero el parlamento sólo acepta promulgar la libertad de vientre a través de la Ley de Manumisión, donde se contempla la libertad de los hijos de las esclavas nacidos a partir de tal fecha, aunque no gozarían de sus «derechos civiles» sino cuando cumplieran los 18 años de edad.

En el año de 1821, después de la Batalla de Carabobo, el Libertador le otorga la libertad a algunos de los esclavos que aún poseía en la Hacienda de San Mateo, situada en los Valles de Aragua.

El 24 de marzo de 1824 redacta un decreto en el cual solicita «Protección a los esclavos para que escojan en libertad el dueño que les convenga» y el 28 de junio de 1827, decreta: «Dando eficacia a la Ley de Manumisión».

De alguna forma, el interés de Bolívar por darle una salida a la esclavitud lo refleja en su relación con su antigua aya, Hipólita, y en una carta enviada a su hermana María Antonia desde la ciudad del Cuzco (Perú), el 10 de Julio de 1825, dirá «darle todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida y no he conocido más padre que ella…»

El 2 de junio de 1827, en su último viaje a Venezuela, le escribe otra vez a su hermana María Antonia y le señala: «… Del dinero que queda en tu poder procedente de la letra, tendrás la bondad de dar a Hipólita cuarenta pesos. Yo te la recomiendo».

En la Constitución de la República de Bolivia, aprobada en el año de 1826, el Libertador incluyó en el artículo 10, Ordinal 5, su idea en pro de la abolición de la esclavitud en los siguientes términos: «Todos los que hasta el día han sido esclavos, y por lo mismo quedarán, de hecho, libres en el acto de publicarse esta Constitución. Por una ley especial se determinará la indemnización que se debe hacer a sus antiguos dueños».

Por algo Simón Bolívar llegó a decir: «La esclavitud es la hija de las tinieblas».

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje