En tres años. Cambiaron el paisaje de zonas tradicionalmente ganaderas

Neozelandeses  en nuestra tierra

Desde 2006 la empresa Nueva Zelanda Farming Systems Uruguay (Nzfsu) comenzó a desarrollar en Uruguay una inversión en el rubro lechero. Se desplegó en algunas zonas donde la cultura tambera es tradicional ­Florida y Río Negro­ y en otras donde no forma parte del quehacer local. Es el caso de Rocha y el norte de Lavalleja, departamentos en los que la empresa construyó importantes establecimientos en parajes donde el rubro predominante era la ganadería extensiva.

Este reportaje hace foco en el impacto que la llegada de la inversión tuvo sobre la población local. La primera impresión marca huellas en los habitantes. En ellas se perciben diferencias en la concepción de la estrategia productiva, el compromiso con el trabajo, los salarios, la formalidad, la seguridad laboral, el uso de los recursos, pero la tan mentada viveza criolla y la astucia de los «gringos» también son parte de una historia reciente en la que encuentros y desencuentros determinan una dinámica que parece repetirse en otros grandes emprendimientos que se han desarrollado en el país.

 

Equidistante

En un punto equidistante de las localidades de Lascano y Castillos se levanta uno de los proyectos productivos. Varios tambos han injertado tecnología del primer mundo en la nada verde que formaba el paisaje, una zona donde predominan las estancias tradicionales, propiedades de familias de alto rango en la aristocracia rural del país. Establecimientos de cinco mil hectáreas en los que sólo trabajaban tres o cuatro peones han sido sembrados de pasturas, divididos en parcelas pequeñas y atravesados por caminos de primer nivel para vacas y vehículos. Pozos artesianos dan agua para las instalaciones y el ganado, dos bebederos por parcela, equipos de riego, maquinaria andando, y cientos de operarios han sustituido al paisaje desierto del Este del país.

 

Expectativa

En Lascano es inevitable pensar en las grandes inversiones vinculadas a la agroindustria como el arroz, y en cierto modo uno espera encontrar una ciudad que muestre prosperidad; sin embargo desconcierta el pueblo de siete mil habitantes que mantiene el tono apagado y común de otros que salpican Uruguay, «eso que no lo vio del modo que lo dejó la anterior administración. Hasta la luz de la plaza le habían cortado y las calles aún eran de balasto y llenas de pozos», dice un poblador que toma mate en la plaza. Contracara de una zona agrícola en la cual el arroz juega un rol importante en la creación de riqueza. «Es inimaginable lo que hubiera sido este pueblo sin el arroz, si sólo hubiera estancias», asegura el hombre, que disfruta de la tranquilidad en la helada mañana de junio.

Lascano depende de modo exclusivo de la actividad agropecuaria. El arroz comenzó a incidir en la década del 60, demandando mano de obra y trayendo al pueblo, en épocas de zafra, a camioneros y peones de muchos sitios del país.

 

Lo fácil

En su historia fue muy importante la construcción de la represa de India Muerta, un espejo de agua que se erigió en tiempos de dictadura y que dio trabajo por años. Los cuentos que quedan de esa época indican que «aquello era una viña», demasiado fácil. Cualquier gurí se metía a trabajar y hacía dinero, gente que se compró una casa, muchachos que dejaban los estudios y en pocos meses tenían un auto o una moto, historia que no es ajena a lo que ha pasado en la relación del pueblo con el proyecto que en el país se nombra como «neozelandés».

El ingeniero Marcos Martínez vivió y trabajó en Lascano. Tiene un establecimiento rural en la zona; contó que la gente de Lascano ha quedado con la sensación de que se puede hacer mucho y rápido, que puede llegar como del cielo una inversión que es motor de milagros, fantasía y realidad que se vincula a dejar la educación a edad temprana. Para qué «estudiar si puedo progresar sentándome en un tractor», comenta.

Las empresas demandan empleo y modifican el paisaje social, lo que no es poco. Hay que tener en cuenta que en las poblaciones rurales similares a Lascano y Varela, según un estudio de INIA, es donde reside la población más pobre del país.

 

Trabajo

En el conjunto de tambos que ha montado la empresa Nzfsu en el Este del país trabajan en la actualidad 200 personas; en el complejo ubicado en el centro del territorio lo hacen 159 y en Young 58 tamberos, guacheros, vaqueros, ocupaciones similares a las del tambo uruguayo. El 25% de los empleados son mujeres; en general se trata de operarios jóvenes, de veinte y pocos años, alguno de los cuales ha realizado una especie de pasantía en Nueva Zelanda. Carlos Miguel De León, gerente general de Nzfsu, contó que «en la actualidad hay 30 empleados y empleadas que están en Nueva Zelanda». Se intenta que los tamberos puedan ver cómo funciona el sistema que se pretende implantar, cuando éste alcance el desarrollo final y estabilidad productiva.

 

Distancia

El desierto verde fue alambrado, espinillares y eucaliptos fueron arrancados de cuajo y sembrados con pasturas; una red de cañerías lleva agua a los pequeños potreros, en una instalación subterránea de las dimensiones de un pueblo.

El ingeniero Ciro Rodríguez aseguró que «el efecto colonizador de los neozelandeses es importante. He visto campos con unas praderas imponentes donde antes había monte y pajonales, en la costa del Cebollatí».

El técnico hizo trabajos en uno de los tambos con maquinaria para la limpieza del monte. Destacó el nivel de construcción de los caminos, por los que se transita «al fondo del campo en camioneta, a velocidad de ruta», dice.

De León señala sin embargo que la empresa no tiene ningún objetivo colonizador. Indica que nunca estuvo ni está en los planes de la compañía enseñarle un camino a los productores uruguayos.

«Pensamos que si el sistema funcionaba en Nueva Zelanda, podía funcionar y ser rentable también en Uruguay». De ese modo considera que el proyecto se fue diseñando y se echó a andar.

«Tuve mucho trabajo para convencer a los neozelandeses, para vender a Uruguay como país; no es que ellos quieran venir con otro fin», explica.

El gerente de Nzfsu consideró que «aprendemos con los tamberos uruguayos y si en algún momento alguno incorpora tecnología que estamos aplicando nosotros será porque le sirve desde el punto de vista económico o productivo, y si no lo hace no pasa nada, sucede lo mismo que con cualquier otro vecino y otro rubro.

Nosotros este año plantamos 800 hectáreas de arroz, nos fue muy bien y aplicamos lo que hacen nuestros vecinos», explicó. Sin embargo De León acepta que la empresa fue puesta como ejemplo, que marcaba un camino tecnológico contrario al del tambo uruguayo, «algo que no pedimos y no pretendemos ser», aclara.

Este reportaje ha sido posible gracias al financiamiento del Fondo Prensa Rural, una iniciativa de promoción a la investigación periodística de temas rurales promovida por el programa Dinámicas Territoriales Rurales de Rimisp (www.rimisp.org/dtr). No obstante el apoyo entregado, el producto final no tuvo injerencia editorial de Rimisp.

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