Comercio

Dan solución definitiva a los problemas para exportar textiles a Brasil

Una comisión de comercio bilateral entre Uruguay y Brasil, será la encargada de supervisar todas las soluciones a dificultades legales y normativas en el intercambio de bienes y servicios entre ambos países, con lo que se espera dar solución definitiva –entre otros- al problema para la exportación de textiles uruguayos que la nación norteña no permitía ingresar por tener excesivos componentes de países extra Mercosur.

El acuerdo de complementación económica ahora firmado, permitirá también un mayor acercamiento comercial, donde Uruguay es quien más tiene para ganar, en tanto las dificultades con el mercado argentino, están lejos aún de ser superadas en lo inmediato.

La Comisión de Comercio Bilateral Uruguay-Brasil (CCB) permitirá según su protocolo expreso, el “diligenciamiento expedito a las dificultades puntuales de acceso al mercado”, para lo cual un coordinador general de cada país canalizará las consultas comerciales con la mayor premura. En cada caso el consultor deberá identificar el problema, determinar la autoridad competente en referencia a la dificultad, y plantear la acción que considere viable adoptar, con un margen máximo de diez días para expedirse.

Los textiles vivieron un difícil momento en 2012

El problema más engorroso para las exportaciones uruguayas a Brasil se vivió el año pasado cuando los norteños cerraron casi sus fronteras a los textiles que le vendía Uruguay y que desde el norte se afirmaba tenían más de 60% de componentes de procedencia china.

Con el nuevo convenio, en caso de dudas el país exportador deberá certificar una serie de datos que verifiquen que los exportadores no están haciendo dumping, como ocurrió en el caso de las mantas sintéticas que salieron de Uruguay rumbo a Brasil.

Las nuevas medidas indican que se abrirá una investigación que incluso podría alcanzar a la visita de la empresa exportadora para verificar de dónde proviene la mercadería. Habrá también información anticipada entre los países y datos concretos de las cargas antes que las mismas sean llevadas a la frontera, incluyendo fiscalización conjunta para aquellas “mercaderías sensibles” que pueden perjudicar el relacionamiento.

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