Acabamos de vivir el junio más caliente jamás registrado en la historia

Junio de 2019 fue particularmente caliente en todo el mundo, inclusive en el hemisferio sur, que en ese mes está en transición entre el otoño y el invierno.

Según los datos publicados por el Servicio de Cambio Climático del programa Copérnico, implementado por el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas de Mediano Alcance de la Unión Europea, las temperaturas globales de junio de 2019 fueron las más altas registradas para ese mes del año.

Las mediciones mostraron que las temperaturas promedio en Europa, que vive una intensa ola de calor, fueron de 2 grados centígrados por encima de lo normal, y en países como Francia, Alemania y el norte de España, fueron de 6 grados por encima de lo habitual.

La verdadera e ineludible crisis climática global

A nivel global, las temperaturas también fueron las más altas jamas registradas para un mes de junio: estuvieron 0.1°C por encima del junio más cálido jamás registrado hasta ahora que fue en 2016.

Expertos han dicho que el cambio climático hizo que la ola de calor europea, que batió el récord de la semana pasada, tuviera al menos cinco veces más probabilidades de ocurrir, según un análisis reciente.

Aparte de los datos del Servicio Copérnico, otros dos estudios concluyeron que la ola de calor que vive el hemisferio norte está relacionada con el calentamiento global.

La meteorología mundial registra datos fidedignos desde 1880 a la actualidad.

Según explicó al diario español El País José Ángel Núñez Mora, experto del  Agencia Estatal de Meteorología de España (Aemet), lo que hasta ahora eran «bases teóricas» se ha ido constatando poco a poco, y lo que eran hipótesis y teorías se han convertido en hechos científicamente comprobados. Núñez es el autor de un informe de Aemet en el que analiza las olas de calor que se han registrado en España desde los años ochenta. El informe, difundido también ayer, concluye: «La frecuencia de episodios cálidos o extremadamente cálidos ha aumentado en las últimas cuatro décadas». En concreto, apunta el análisis, la frecuencia de estos fenómenos ha sido «diez veces superior en las dos primeras décadas del siglo XXI que en la década de los ochenta y noventa del siglo XX».